Ester Quintana, la última herida de pelota de goma, lleva a los Mossos d'Esquadra a juicio. Este lunes empieza la vista en la Audiència de Barcelona. En el banquillo de los acusados, un subinspector y un escopetero de la Brigada Móvil, para los que la fiscalía pide 2 años de prisión por lesiones y 4 años de inhabilitación. No oiremos su versión hasta el último día del juicio, el 27 de abril.

El juicio empieza este lunes con las cuestiones previas y el visionado de las imágenes que forman parte del sumario. El martes, declarará Ester Quintana. Hay hasta 20 testigos de los hechos que presenta la acusación. La defensa de los dos policías lleva a 29 testigos, todos Mossos d'Esquadra. La contraposición de las versiones es sólo una parte del juicio. La otra está centrada en los informes médicos, del forense, un análisis oftalmológico y otro de biomecánica. Habrá también las periciales psicológicas y una técnica de balística y que analiza el arma. Todo en 9 sesiones, si se cumple el guion previsto.

Quintana perdió el ojo izquierdo, después de la manifestación de la huelga general del 29 de marzo del 2013 en el Passeig de Gràcia cuando no había disturbios, pero los Mossos irrumpieron para dispersar.

La Fiscalía, clave

La Fiscalía se muestra contundente en su escrito de acusación contra los Mossos y eso ha sido clave para hacer el juicio: "Incumplieron los protocolos sobre cómo actuar durante una manifestación". También destaca que no adoptaron las medidas necesarias para evitar daños a terceras personas. Los dos acusados forman parte de la unidad de la Brigada Móvil (BRIMO) que el 14 de noviembre dispersaron manifestantes de la huelga general. La furgoneta fue a plaça Urquinaona, plaça Catalunya, Rambla Catalunya, Gran Via y al Passeig de Gràcia. Justo en este punto es donde estaba Ester Quintana y donde recibió el impacto. En la Gran Via se estaban produciendo disturbios, pero en el Passeig de Gràcia, no. Aun así los Mossos dispersaron. El escrito de la Fiscalía dice que la situación era de "tranquilidad", que quedaban "escasos manifestantes, que estaban "en fase de dispersión" y que "se marchaban voluntariamente" del lugar. No había nadie con objetos peligrosos ni nadie opuso resistencia.

El escopetero lanzó dos tiros. El primero fue limpio. Era una salva, un tiro para disuadir pero sin munición. El segundo fue, en cambio, un tiro ahogado, como si alguna cosa saliera del arma larga: una pelota de goma. El arma que se utiliza para disparar las salvas y las pelotas de goma es la misma. Quintana cruzaba el Passeig de Gràcia deprisa ante la presencia policial cuando recibió el impacto. Minutos antes, estaba en la acera despidiéndose de unos amigos tranquilamente. Después de los tiros, los agentes se marcharon en dirección a la Borsa, en el Passeig de Gràcia. Una vez acabado el operativo, el SEM alertó a los mandos de los Mossos de que había una persona herida con explosión ocular, que es el diagnóstico que reciben los heridos de pelotas de goma. Y uno de los mandos vio a Quintana en la ambulancia completamente desorientada y explicando que había recibido el impacto fuerte de alguna cosa en la cara.

El último caso

Ester Quintana es la última herida de pelota de goma por los Mossos d'Esquadra. Su caso desencadenó el debate definitivo para la eliminación de esta arma policial. Acabó en el Parlament en una comisión y finalmente el Departament d'Interior decidió suprimir las pelotas de goma. La intención era buscar un dispositivo que las sustituyera pero, de momento, la policía se ha quedado con los proyectiles de espuma. 

Detrás de Quintana hay otros casos de heridos, la mayoría de los cuales perdieron el ojo en cargas policiales en Canaletes, posteriores a varias celebraciones por victorias del Barça o del Mundial de Fútbol. Los que llevaron su caso a los tribunales, lo perdieron. Fueron por la vía civil, y algunos se han archivado dos veces. Nicola Tanno, uno de los heridos, ha recibido las disculpas de Interior y una indemnización. Pero otros como Óscar Alpuente y Jordi Naval, no han obtenido nada. 

Quintana es la última herida de pelota de goma y la primera en sentar a los Mossos en el banquillo de los acusados.