Borró la oferta de trabajo hace más de cuatro meses, después de que El Nacional y otros medios sacaran a la luz que un hombre de más de 70 años -según las testigos- pedía ver los pies de las chicas a quien quiere contratar.

Ahora, sin embargo, ha vuelto a la carga y lo ha hecho a través de LinkedIn -en ningún sitio de Primer Empleo-, donde busca "periodista con carrera acabada o a punto de hacerlo para escribir publirreportajes" y que, además, no hace falta que tenga experiencia.

"A la primera entrevista ya te pide verte los pies y ya te hace preguntas íntimas de tipo sexual", escribía en octubre una periodista al grupo de Facebook Agenda Periodistas, donde quiso hacer público y denunciar toda la maquinaria que este hombre tiene -presuntamente- puesta en marcha desde hace tiempo. Él, sin embargo, no quiso hacer declaraciones a El Nacional. "No me interesa", dijo.

Aprovecharse de la inocencia

Por lo visto ser, y siempre según las testigos, se aprovecha de las jóvenes que están a punto o acaban de acabar la carrera. Una de las chicas, que se quiere mantener en el anonimato, relata a este medio que le quedaba poco tiempo para acabar los estudios y "buscaba desesperadamente algún trabajo para poder encaminar mi futuro". El hombre no tardó ni 24 horas en llamarla para hacer la entrevista.

En el primer contacto sólo encontró extraño que la citara en su casa, pero como el trabajo era a distancia, "no lo encontré un inconveniente", asegura. El problema llegó una semana más tarde. "Al cabo de una semana hicimos una segunda reunión y aquí empezaron los comentarios extraños y las preguntas personales: me preguntó si tenía pareja, me hablaba de la importancia de las caricias, me pidió si le podía enseñar los pies, ya que le gustaba la reflexología y los pies le decían mucho de la personalidad de la gente" y muchas cosas más.

Encuentros extralaborales

Pero la cosa no acababa aquí. También le propuso verse fuera del trabajo porque ya lo hacía con las otras chicas a quien, por cierto, se refería como "mis chicas". Eso ya le pareció más extraño, pero intentó convencerse de que "habían sido imaginaciones mías y que estaba haciendo un grano demasiadas". Ella y dos chicas más decidieron dejar el trabajo cuando hablaron entre ellas de eso y vieron que no era una cosa normal.

"Leandro Abarca Nidegger es un misógino que aprovecha su marca editorial para contactar con chicas jóvenes que buscan familiarizarse en el sector periodístico", dice la periodista lamentándose de su inocencia. "Yo ya hace más de un año que me marché, y cuando repaso las conversaciones que tuvimos me arrepiento de haber sido tan ingenua y estúpida. Al fin y al cabo, él estaba en una posición más elevada que yo, ya que yo era su empleada, y él sabía jugar muy bien su carta de poder", sentencia.

Varios denuncias

A raíz de este post de Facebook, muchas chicas fueron contestando y denunciando que los había pasado exactamente lo mismo -ya lo han hecho más de 10 en público a Facebook. Y no sólo en la red social. También lo han hecho al Colegio de Periodistas, que ha explicado a este diario que están estudiando el caso porque, si se confirma, "es una cuestión muy grave y muy bestia".

El Mar Novel, otra de las periodistas que fue a la entrevista de trabajo ahora hará tres o cuatro años, explica a este medio que lo había citado en su oficina para hacer la entrevista, pero todavía se muestra sorpresa cuando recuerda que al llegar al lugar donde habían quedado, en el barrio de Montbau de Barcelona, no era ningún despacho, sino casa suya.

A ella no le pidió que le enseñara los pies, pero sí que recuerda que le había hablado de eso y le había explicado "no sé qué historia de teoría suya" sobre el tema. No le pidió eso, pero tampoco se sintió cómoda. Y todavía menos cuando la llevó del comedor a la habitación para enseñarle la web, como la periodista anterior.

"Simplemente el mismo ambiente era inquietante, un hombre de adelantada edad en el comedor de su casa (la típica casa de abuelo, para entendernos) y una oferta absurda y falsa de trabajo", relata.

Fraude en toda regla

Pero que pida todas estas cosas, no es la única presunta estafa que se podría encontrar en esta oferta. "A priori podía parecer interesante, pero con el paso de los minutos vi que olía a fraude", relata el Mar, que añade que "su aspecto y su dominio denotan más bien poca profesionalidad".

Lo justifica en el hecho de que él dice que trabajan para ellos tanto chicas como chicos. Pero todas coinciden en qué nunca han visto a un solo chico y que, además, las piezas de la página no las firma nadie porque no se descubra la trampa. Su falta de profesionalidad también se fundamenta en qué ni siquiera ha comprado el dominio de la web que dirige (http://catalunyagastronomica.blogspot.com.es/) y no sólo eso. La construcción de la web está hecha en castellano, mientras que las piezas son en catalán.

Incomodidad

Aparte de todo eso, el hombre se queda gran parte del dinero que gana a las chicas. El pacto para trabajar es que cada una se busque la vida, encuentre restaurantes que quieran ser promocionados y hagan una pieza. "De cada artículo vendido, él ganaba el 40% y nosotros el 60%", explica el Mar, que también saca a la luz que en un primer momento le propuso pagarle en negro para que ella pudiera ver si le valía la pena hacerse autónoma o no.

Con todos los elementos en la mano, el Mar puede decir bien claro que "la sensación general fue desagradable e incómoda", no sólo por las inquietantes condiciones que ofrece, sino también "por su manera de actuar, la casa y el 'trabajo' que ofrecía". "Salí de allí horrorizada", relata la periodista, "y nunca más contacté con él".

Y así ha ido sucediendo durante años y una chica tras la otra. Algunas han aguantado más tiempo, pero cuando han visto que no era normal lo que pasaba, decidían terminar. Otros, ni siquiera quisieron volver a cogerle el teléfono después de la primera entrevista.