El telescopio espacial James Webb ha detectado unas galaxias que podrían modificar la manera de comprender el universo. Un equipo internacional de astrofísicos ha descubierto, gracias a las imágenes captadas por Webb, seis galaxias potenciales que surgieron muy pronto en la historia del universo y que son tan masivas que no deberían existir, según la teoría cosmológica actual. Según publican en la revista Nature, cada una de estas galaxias podrían haber existido en los albores del universo, entre 500 y 700 millones de años después del Big Bang aproximadamente, es decir, hace más de 13.000 millones de años. Las galaxias captadas son gigantes y, de hecho, tienen casi tantas estrellas como la actual Vía Láctea.

Este descubrimiento ha sorprendido incluso a los investigadores, que apuntan que podría cambiar la forma de ver el universo. "Es una locura, no se puede esperar que el universo primitivo fuera capaz de organizarse tan rápidamente", asegura Erica Nelson, coautora del estudio y profesora adjunta de astrofísica a la Universidad de Colorado. Según expone Nelson, estas galaxias no tendrían que existir porque "no deberían haber tenido tiempo de formarse". A pesar de estos primeros resultados, los investigadores afirman que necesitan más datos para confirmar si realmente son tan grandes y tan antiguas como parecen. Es por eso que no descartan otras posibilidades, como "se trate de otro tipo de objeto extraño, como cuásares débiles, lo cual sería igual de interesante", expone la coautora del estudio.

El descubrimiento de las galaxias

Desde hace un año, Nelson y otros investigadores procedentes de diferentes países, entre los cuales España, Estados Unidos, Australia y Dinamarca, formaron un equipo para investigar los datos que enviaba Webb. Concretamente, este último descubrimiento se ha hecho con las imágenes del sondeo CEERS (Cosmic Evolution Early Release Science) del telescopio, que observa en profundidad una zona del cielo próxima a la Osa Mayor. Nelson explica que en estas imágenes vio unos "puntos borrosos" de luz roja, que acostumbra a equivaler a luz antigua. "No esperábamos verlos", asegura la investigadora. El equipo realizó unos cálculos que sirvieron para descubrir que estas antiguas galaxias eran gigantes y que tenían entre decenas y centenares de miles de millones de estrellas del tamaño del Sol, igual que la Vía Láctea.

Sin embargo, los investigadores apuntan que, mientras "la Vía Láctea forma entre una y dos estrellas cada año", estas seis galaxias "tendrían que estar formando centenares de estrellas nuevas al año durante toda la historia del universo". De hecho, los cálculos hechos sugieren que no debería haber suficiente materia normal, es decir, lo que compone los planetas y los cuerpos humanos, para formar tantas estrellas de manera tan rápida. "Si una de estas galaxias es real, superará los límites de nuestra comprensión de la cosmología", asegura Nelson.

La revolución del telescopio James Webb

A falta de más información, las observaciones preliminares hechas han certificado que el telescopio espacial James Webb, enviado al espacio en diciembre de 2021, puede revolucionar la astronomía. Se trata del aparato más potente que se ha lanzado, y el año pasado ya detectó cuatro galaxias que, probablemente, se formaron a partir de gas unos 350 millones de años después del Big Bang. Ahora, sin embargo, las seis nuevas que se han descubierto son mucho más grandes y contienen mucha más masa de estrellas.