Las largas colas que se han registrado durante este viernes en el aeropuerto de El Prat a raíz de los cuatro turnos de huelga convocados por los trabajadores de Eulen, la empresa que gestiona los controles de seguridad, han llegado a la prensa británica, uno de los países de donde proceden la mayoría de turistas que visitan Catalunya, solo por detrás de Francia.

The Mirror se refiere a las colas como "caóticas" y "peligrosas" por la acumulación de "multitudes inmensas" en el interior de la terminal. El diario recoge los testimonios de varios británicos que ayer se encontraban en El Prat. "Colas sobrecalentadas y chafadas sin personal cerca", explicaba un profesor universitario a través de Twitter. En otro caso, se hablaba de "pesadilla" y se denunciaban retrasos en la salida de los vuelos.

El que también habla de los retrasos es The Guardian. "Los viajeros, mayoritariamente españoles que se iban de vacaciones, tuvieron que esperar hasta tres horas", explica el medio, que alerta de la necesidad de desplazarse al aeropuerto con varias horas de antelación. El resto del texto lo dedica a explicar las razones del conflicto entre los trabajadores de Eulen y la empresa, además de informar de las próximas jornadas de huelga planeadas.

The Sun, bajo el epígrafe de "Farce-lona" ('Farsa-lona'), asegura que la huelga dejó a británicos atrapados en colas de ocho horas, cuando lo cierto es que las colas llegaron casi a las dos horas en su punto máximo."El personal, deliberadamente, causó un infierno en el control de fronteras para ganar conflictos empresariales", dice. El rotativo también recuerda la grabación en que Genoveva Sierra, la presidenta del comité de huelga, aseguraba que "si no hay colas, todo está perdido. Si hay colas, está todo ganado".

Express también se apunta a la versión de las ocho horas, pero explica que son ocho horas de retrasos y no ocho horas de cola. Los testimonios que recoge a través de Twitter se quejan de haber perdido el vuelo y de que haya salido "casi vacío" y aseguran que "el aeropuerto de Barcelona posiblemente tiene uno de los controles de seguridad más ineficientes".