Un equipo internacional integrado por científicos catalanes han alertado de la peligrosa relación entre las termitas y el cambio climático. En pocas palabras, la clave es que se retroalimentan: las termitas aceleran el cambio climático, mientras que el cambio climático favorece las termitas. Es una rueda. Así lo señala una investigación publicada en la revista Science este jueves, en la cual han participado el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), la Universitat de Lleida (UdL) y el Centre de Recerca en Agrotecnologia de Catalunya (Agrotecnio). Asimismo, la investigación también ha contado con la participación del CREAF, el CSIC y la Universidad de Alcalá. Bajo el liderazgo de la Universidad de Miami (Estados Unidos), se han reunido un centenar de profesionales de 22 países.

La rueda empieza con el hecho de que el calentamiento global favorece las termitas, que se expanden y son más activas en el consumo de madera. El aumento del consumo de madera incrementa el calentamiento global, ya que se acelera la descomposición de la madera muerta y se multiplican tanto las emisiones de metano como de dióxido de carbono. Y así, volvemos a empezar. Dicho esto, las estimaciones de calentamiento global hacen prever que las termitas se expandan: de los 39 millones de kilómetros cuadrados colonizados actualmente, hasta los 45 millones. "Con estimaciones moderadas de calentamiento climático, a mediados de siglo podemos prever su expansión en las regiones subtropicales, lo que representaría un aumento del 14% de la superficie con una alta actividad de termitas a escala mundial, llegando a los 45 millones de kilómetros cuadrados", detalla al catedrático contratado de la UdL e investigador de la unidad mixta CTFC-Agrotectnio, José Antonio Bonet.

El primer análisis a escala mundial

Con todo, el equipo internacional integrado por científicos catalanes ha comprobado que por cada aumento de temperatura de 10 °C, las termitas incrementan 6,8 veces la descomposición de la madera. Es una relación con "consecuencias importantes" para el ciclo del carbono, ya que estos insectos son todavía más sensibles a los cambios de temperatura que los microbios y los hongos. El profesor de la UdL y coordinador de la unidad mixta CTFC-Agrotectnio, Víctor Resco de Dios, explica que "las emisiones de carbono que hacen las termitas durante la descomposición de la madera son tres veces más altas en las de los microbios, algo que no tienen en cuenta los modelos climáticos actuales basados únicamente en los microbios". "Con la subida de las temperaturas, las termitas son tan sensibles que comen mucho más y liberan más carbono de la madera en forma de metano y dióxido de carbono, que son dos de los gases de efecto invernadero más relevantes en este proceso, así pues, el impacto de las termitas en el planeta podría ser enorme", añade el profesor Josep Penuelas (CREAF-CSIC).

Dicho esto, hay que tener en cuenta que los bosques contienen unos 676.000 millones de toneladas de biomasa y que la madera muerta es un gran almacén de carbono a escala global. Es por eso que la sensibilidad de las termitas y los hongos tanto a la temperatura como a las precipitaciones jugará un papel clave en la determinación del equilibrio de carbono de los ecosistemas terrestres. ¿Se almacena o se pierde a medida que se calienta el planeta? Aquí es donde entra en juego la mencionada investigación, que es el primer análisis a escala mundial sobre la capacidad de respuesta de las termitas que se alimentan de madera y los hongos descomponedores a los cambios en las condiciones climáticas. Se ha hecho mediante la replicación de un mismo experimento en 133 lugares de seis continentes. Los científicos catalanes han hecho la prueba en los municipios de Tuixent y Ars (Alt Urgell), así como en Poblet (Conca de Barberà). También se ha replicado el experimento en Prades, Garraf, Montseny y Meranges.