70 carteristas tienen prohibido entrar en el metro de Barcelona. Tienen órdenes de alejamiento que les impiden entrar allí donde se les ha detenido más veces robando. Según datos a los que ha tenido acceso El Nacional, de las 70 órdenes de alejamiento, actualmente 35 están en vigor, 9 ya están acabadas y del resto, 26, los detenidos han presentado un recurso. Las órdenes de alejamiento son ahora mismo la medida más efectiva contra los carteristas multirreincidentes. Es una de las novedades de la reforma del código penal que entró en vigor hace seis meses, al final del 2015 y "abre un nuevo camino" en la lucha contra los multirreincidentes, según el jefe del Área de Investigación Criminal de Barcelona, Pere Pau Guillén. Un problema endémico en Barcelona, no sólo en el transporte público, sino también en los puntos turísticos de la ciudad que los Mossos d'Esquadra detectaron en el momento del despliegue en la capital catalana el año 2005. Han tenido que pasar 10 años, cambiar dos veces el código penal y crear el grupo de multirreincidentes de los Mossos d'Esquadra para empezar a encontrar la solución de una situación que no sólo preocupa por la inseguridad que crea, sino por la imagen que se da de una capital europea como es Barcelona.

En 10 años el grupo de multirreincidentes ha desarticulado 27 grupos organizados, ha detenido a 1.048 carteristas de 40 nacionalidades diferentes y ha conseguido encerrar 248 en la prisión.

Los pequeños delitos en Barcelona se han reducido sensiblemente los últimos 10 años. De los 210.000 del 2005, se ha pasado a los 175.000 en el 2015. Cuando en el 2005 los Mossos d'Esquadra desembarcan en Barcelona se encuentran con que "una de las principales problemáticas que tenía era el pequeño delito, especialmente el hurto", dice Pere Pau Guillén. De los 210.000 hechos delictivos en la ciudad, el 75% eran delitos menores. La mitad eran hurtos y la mitad de estos, pasaban en los transportes metropolitanos. "Había gente que llevaba muchos años aquí encima del turista, cometiendo pequeños delitos –dice Guillén–. La policía luchaba contra ellos, pero por robar una cartera no lo podían encerrar en la prisión y ellos se aprovechaban de eso para entrar y salir".

Por una puerta entraban y por la otra salían, y la policía no podía hacer nada más allá de la presión. Y aquí está el origen de la unidad de multirreincidentes de los Mossos, una palabra nueva incluso por la justicia que ha acabado implicando a jueces, fiscales, Guardia Urbana y varias unidades de los Mossos d'Esquadra. Quien encabeza la investigación, sin embargo, es un grupo de 14 agentes especializados en delincuentes multirreincidentes. "Con eso no estamos solos. Hemos buscado apoyo y lo hemos encontrado", dice Pere Pau Guillén, que explica que los agentes cruzan todos los datos, hacen la ficha de cada delincuente e incrementan la presión hasta detenerlos y echarlos. El grupo trabaja contra los hurtos con todas las herramientas que tiene el cuerpo para los grandes delitos.

Desde hace siete años la Fiscalía provincial de Barcelona trabaja coordinadamente con los Mossos. Hay un fiscal especializado en multirreincidentes y tres fiscales coordinadores. Los jueces de instrucción de Barcelona se han implicado en la problemática y resuelven las órdenes de alejamiento y las medidas que tienen al alcance para apartar los carteristas y pequeños delincuentes de Barcelona. Se intercambia también información con la Interpol y desde hace tres años dos agentes participan en el dispositivo de seguridad del OktoberFest de Munich con 6 millones de participantes.

La última reforma del código penal, clave

La última reforma del código penal que entró en vigor hace unos meses, a finales del 2015, ha sido clave. Enmienda, en buena parte, los errores de la del 2010 y crea nuevos mecanismos para combatir a los carteristas. La reforma del 2010, aunque no ayuda a poder llevar a juicio los reincidentes, sí que incluye la figura de grupo y organización criminal que permite imputar un plus de gravedad en la pena. Pero el código penal del 2010 no es efectivo para luchar directamente contra los multirreincidentes.

"El código penal del 2010 aunque no define multirreincidente, sí que intentó luchar, pero lo hizo desacertadamente", lamenta Guillén. La normativa preveía que cada cuatro faltas acumuladas equivalían a un delito. La norma no se llegó a aplicar nunca. Sólo con el delito se podía hacer un juicio y pedir la pena de prisión. Pero las cuatro faltas no podían ser juzgadas. "Equivocadamente, se decía que era porque no existía el registro central de penados", argumenta el jefe de la División de Investigación. Paralelamente, se reformó de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que crea los juicios rápidos y los inmediatos. Estos juicios que se aplican a los carteristas no permiten que nunca haya cuatro faltas acumuladas que permitan entrarlos al registro de penados y enviarlos a la prisión a causa de los antecedentes acumulados. Las dos normativas legales eran contradictorias con respecto a los reincidentes y no se enmiendan hasta el 2015. 

El código penal del 2015 transforma las faltas en delitos leves y permite inscribirlos directamente en el registro central de penados. Permite, también, acumular los delitos leves, y acumulando tres ya se considera delito. Esta misma reforma incorpora la prohibición de entrar en los lugares donde se ha cometido el delito. Las órdenes de alejamiento que los Mossos d'Esquadra han cogido como medida clave para vaciar el metro de carteristas. La orden de alejamiento "no limita sus derechos. El metro es un medio, no un lugar", explica el inspector, que añade que la reforma del 2015 "la consideramos extraordinariamente positiva". 

La medida de los Mossos se ha tomado como referencia desde Madrid para luchar también contra sus carteristas. 

Las víctimas

Los turistas son la víctima perfecta. ¿Por qué? Porque son más vulnerables, porque están en un territorio que no conocen. Porque van cargados con aparatos y llevan más dinero del que es habitual encima. Porque crean impunidad porque no suelen ir a los juicios.

Los carteristas trabajan donde hay más turistas. Buscan aglomeraciones y el transporte público se lo garantiza. También los buscan en otras zonas de Barcelona como las fuentes de Montjuïc o la Sagrada Familia. Y cuando hay ferias especiales como el Mobile World Congress estan entre la multitud. 

Delante la policía, atracar turistas para los carteristas es como una excusa. "Cuando se les detiene –explica Guillén– gritan: "yo sólo turistas"; como diciendo: a vosotros, los nacionales, no os toco...".

Los TOP

A lo largo de estos cinco años se ha conseguido echar a los 190 carteristas más arraigados en Barcelona. Trabajaban impunemente. Se movían libremente por el metro hasta que en el 2011 los Mossos hicieron una lista de los 6 ladrones que acumulaban más detenciones y denuncias. Los siguieron, acumularon pruebas y los llevaron ante el juez. Funcionó y desaparecieron de los transportes públicos. Los Mossos volvieron a hacer una lista, esta vez con los 15 carteristas más importantes de la ciudad. Actualmente no hay rastro de ellos. Según Guillén, "eran gente que estaba establecida aquí hace muchos años trabajando sobre el turista".

Pero el modelo ha cambiado. Actualmente los carteristas son itinerantes. Hay rotaciones de delincuentes. Se mueven por las principales capitales europeas, y si en una ciudad hay mucha presión policial, se marchan. Son especialistas en transportes y si hay presión policial, no cambian el metro por las zonas comerciales, directamente, se van a otra ciudad.

De quien también se han deshecho los Mossos es de un grupo que se hacía pasar por policías y mientras pedían la documentación de los turistas robaba dinero en efectivo y los códigos de las tarjetas de crédito. El grupo se fue de Barcelona pero ha pasado por Austria, Alemania y Gran Bretaña.

La gran mayoría de los carteristas se conocen el sistema. Saben al detalle la ley y tienen su propio abogado. Hay pocos que vayan con abogado de oficio. Saben perfectamente a qué se enfrentan y dónde está el límite entre el delito leve y el delito, y por lo tanto no robarán nunca más de lo que sea imprescindible para esquivar la prisión.

No sólo hay delincuentes reincidentes en el metro. Actualmente hay falsos operarios, que roban en pisos, y estos afectan a las personas mayores. En tres años los Mossos han detenido a más de 40 personas.