La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk ha supuesto un estruendo, empresarialmente y para los usuarios de la red del pajarito. La permisividad con los discursos de odio bajo la bandera de la libertad de expresión o medidas como cobrar para tener una cuenta verificada y alguna ventaja más (servicios que antes eran gratis) han provocado que muchos usuarios busquen alternativas. En este contexto, el fundador de Twitter, Jack Dorsey, ha dado un paso adelante y ha anunciado el lanzamiento de una versión beta de Bluesky Social, una nueva red social basada en la descentralización.

La existencia de Bluesky no es nueva. Es una entidad digital creada por Dorsey el año 2019, cuando todavía estaba en Twitter. Según informa ReasonWhy, la idea inicial era utilizar Bluesky para construir un protocolo de red social descentralizada, el cual estaba planeado para que acabara formando parte de Twitter.

Actualmente y lejos de Twitter, la compañía ha presentado lo que denomina AT Protocol, la tecnología sobre la cual se erige Bluesky Social. La entidad afirma que, con esta tecnología, Bluesky Social será "una nueva red social federada". Todavía no hay fecha para la salida al gran público de esta nueva red social, pero aquellos usuarios que quieran utilizar la versión beta se pueden apuntar en la lista de espera que la entidad tiene en su web. Según Vanguard, ya hay más de 30.000 personas que se han presentado voluntarias para probar la versión beta.

Los quebraderos de cabeza de Elon Musk

Después de que Elon Musk se haya puesto al frente de Twitter y haya aireado sus planes para la plataforma, muchos anunciantes han decidido abandonarla, dejando un vacío económico todavía mayor. La red pierde 4 millones de dólares al día, según ha informado el mismo Musk. En estas pérdidas ha justificado sus despidos masivos.

Los despidos masivos tenían que mostrar la fuerza de Musk y cómo iniciaba una nueva era. Sin embargo, la imagen que deja es más bien chapucera. Los despidos que ha hecho en varios estados violan las leyes laborales y se están convirtiendo en demandas colectivas que le pueden salir por una millonada a Twitter. Por ejemplo, algunos ya han denunciado a la compañía por despido improcedente, ya que según las leyes laborales vigentes en San Francisco (donde está la sede principal de la compañía), un empleado tiene que recibir un preaviso con una antelación mínima de 60 días, lo que no se ha cumplido en este caso.

Por su parte, Musk ha afirmado que todos los despedidos han tenido una oferta de tres meses de indemnización, "lo que es un 50% más de lo obligado legalmente". No obstante, el problema no son tanto las indemnizaciones, sino los plazos. Musk ha querido mostrarse duro y directo, pero la jugada seguramente le saldrá cara.