Pongámonos en el peor de los casos: imaginaos que después de la pandemia de la covid-19 y de la guerra entre Rusia y Ucrania, sufrimos una guerra nuclear mundial y, de todo el planeta, solo sobrevive Adán y Eva, dos jóvenes que han conseguido sobrevivir a la catástrofe escondidos en un refugio subterráneo que disponía de todas las necesidades básicas para pasar un largo periodo de tiempo. Adán y Eva pues, salen del refugio y se encuentran un planeta abatido, destruido, sin ningún tipo de especie a su alrededor, ni animal, ni vegetal, todas las formas de vida se han extinguido y sus reservas también se les han acabado. ¿Ante esta hipotética y dramática situación, qué pueden hacer, pues? ¿Qué opciones tienen para repoblar la Tierra y sobrevivir después del desastre? Precisamente existe una, y no pasa por practicar el canibalismo o morir de hambre esperando un milagro. La solución seria por viajar hasta Noruega, donde en medio del Ártico, se encuentra el Banco de Semillas de Svalbard. Una infraestructura científica mundial, real y existente, que agrupa y sirve como reserva de más de un millón de muestras de semillas de diferentes cultivos y especies vegetales de casi todos los países del mundo.

Así pues, el Arca de Noè vegetal -nombre como también se conoce el Banco de Semillas de Svalbard-, representa la colección de biodiversidad agrícola mayor del planeta y sirve para salvaguardar la base de la alimentación mundial para, en casos de catástrofe, poder recurrir y repoblar el cultivo de nuevo. La instalación del archipiélago ártico de Svalbard tiene un propósito humanitario y forma parte del sistema internacional para la conservación de la diversidad genética vegetal, guiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El banco de semillas fue construido el 2008 en el interior de una montaña del Ártico

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El Banco de Semillas se encuentra en el interior de una montaña del Ártico / Fuente: Crop Trust

Su ubicación es ideal al situarse 130 metros sobre el nivel del mar porque, en caso de deshielo polar, comportaría una subida del nivel del mar notable que no afectaría al suelo de la base, que se mantendría seca. Además, su localización en territorio Noruego está estratégicamente pensada así porque esta, resulta ser una de las zonas mundiales con menos actividad sísmica y, en caso de tragedia, el frío del mismo territorio actuaría como congelador natural para conservar las plantas aunque no hubiera electricidad.

El estado español depositará más de mil semillas 

Este 2022, un equipo de investigadores del Centro de Recursos Fitogenéticos de la INIA-CSIC, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha seleccionado a más de mil variedades vegetales de la colección nacional, que serán depositadas por primera vez en esta instalación. Eso permitirá encontrar variedades procedentes de España, que se añaden a la riqueza en biodiversidad que contiene el centro y que muestra el compromiso que tiene el estado en la conservación de la biodiversidad con el fin de asegurar la resiliencia de los sistemas agrícolas y su capacidad futura de adaptación a la emergencia climática.

Unas semillas que se transportarán congeladas a -20ºC, y que está previsto que se lleven la primera semana de junio. "Las primeras 1.080 variedades españolas ya están preparadas a congeladores de la INIA-CSIC", detalla Luis Guasch, investigador de la INIA-CSIC y director del Centro de Recursos Fitogenéticos del instituto. "De estas: 300 son cereales de invierno, 114 de las cuales corresponden a trigos; 510 son leguminosas, de las cuales 189 son judías; 200 son hortícolas, 81 tomates y 108 variedades de maíz,". El periodo de duración del depósito suele ser de 10 años renovables.

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Un usuario extrae una muestra de las semillas guardadas / Fuente: Crop Trust

"Solo una vez se ha tenido que recurrir al banco de Svalvard para solicitar semillas, con ocasión de regenerar las muestras del banco que existía en Siria, la ICARDA, que fue destruido por la guerra," recuerda Guasch. Más de 89 depositarios ya han enviado las muestras a Svalbard, entre los cuales están los centros internacionales de conservación vinculados a la FAO, los grandes países y la gran mayoría de estados europeos.

El proyecto, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la organización internacional Global Crop Diversity Trust (CROP Trust), la Fundación Bill y Melinda Gates y el gobierno de Noruega, ha hecho de la instalación un compromiso con la conservación de los recursos fitogenéticos con vistas a poder hacer frente en caso de necesidad a los desafíos planteados por el cambio climático y otras posibles amenazas globales.


Fuente: WWF International