Las empresas robotizadas venden cinco veces más que las que no lo están, generan cuatro veces más valor añadido y exportan hasta siete veces más. A pesar de eso, a pesar de los beneficios evidentes del hecho de incorporar las nuevas tecnologías en los procesos productivos y adentrarse en las dinámicas de la economía 4.0, un estudio encabezado por Joan Torrent, catedrático de Economía e investigador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Catalunya (UOC), demuestra que las empresas del sector industrial en España no saben explotar todo el potencial de las nuevas herramientas tecnológicas.

En la investigación se han confrontado y se han analizado los datos de un total de 5.551 empresas de la industria española a lo largo de 25 años, en el periodo que va de 1991 en el 2016, y la primera conclusión que se saca es que las cadenas de actividad de las compañías que están robotizadas son más productivas que las que no lo están. Concretamente, los trabajadores de estas empresas son 1,4 veces más productivos que los de las empresas que no operan con tecnología automatizada, y no por eso los costes laborales se han disparado, ya que otro dato que aporta el estudio es que las empresas automatizadas gastan en nóminas sólo 1,2 veces más que las que no lo están.

A pesar de estos resultados, una de las conclusiones principales del estudio es que no es suficiente con invertir en maquinaria nueva, sino que las empresas industriales tienen que saber, además, como utilizarla y como combinar las diferentes tecnologías y, en consecuencia, también tienen que invertir en la formación de los trabajadores, cosa que representa un coste de oportunidad notable, tal como señala Torrent. "Las tecnologías no dan la impresión de plataforma entre ellas. Es decir, no son utilizadas ni con plenitud ni extensivamente por el grosor del tejido productivo", explica el autor del estudio.

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La investigación, publicada en la revista internacional Technological Forecasting and Social Change (2020), también constata una de las consecuencias de la llegada de las máquinas a la industria: la destrucción de puestos de trabajo. La evolución del empleo a lo largo de los 25 años que el estudio analiza confirma que la automatización de los procesos y la introducción de grandes cantidades de datos para orientarlos tienen como efecto la pérdida progresiva de puestos de trabajo en la industria.

Es decir, con el tejido productivo actual la industria española sufre los peores daños de la automatización, como la destrucción a corto plazo de miles de puestos de trabajo, y en cambio no disfruta de las ventajas que tiene, como el aumento sostenido y significativo de la productividad. Sin embargo, los autores también han descubierto que la situación actual no es fruto de un proceso irreversible y que las cosas pueden cambiar, porque, si bien la automatización destruye empleo a corto plazo, una combinación correcta de las tecnologías puede incrementar los puestos de trabajo y mejorar la calidad a largo plazo.

Una presencia en alza

La presencia de robots en las empresas del sector industrial español es cada vez más frecuente y se ha multiplicado por más del doble en los últimos 25 años. Si en 1991 únicamente el 17,7% de las compañías disponía de algún tipo de tecnología de este tipo, esta proporción había subido hasta el 39,1% en el 2016. No obstante, los investigadores señalan que el déficit de la industria española no es tanto de cantidad, como de qué manera se complementan unas herramientas con otros.

Si bien 4 de cada 10 compañías industriales tienen alguno de los procesos automatizado, no llegan a 3 de cada 10 las que aprovechan la complementariedad entre la automatización de diferentes herramientas. "Es importante entender la idea de las tecnologías de la automatización como un conjunto de tecnologías que interaccionan entre ellas y que fomentan una transformación radical de la actividad industrial", comenta Torrent.

El uso correcto de los asistentes digitales y el control de los procesos orientado por la gestión de grandes cantidades de datos son, por ejemplo, algunas de las materias en las cuales el sector industrial español tiene un gran margen de mejora. "Las empresas industriales españolas, mayoritariamente las pymes, utilizan tecnologías de automatización de asistencia y control numérico de la actividad muy preliminares y básicas, y eso claramente debilita el efecto sobre la eficiencia", considera Torrent.

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La otra cara de la moneda que recoge el estudio es el buen resultado que dan las inversiones en mecanismos de control basados en datos. Esta es la tecnología que es más rentable para aumentar la productividad de una planta de producción, porque precisamente los efectos que tiene se complementan especialmente bien con otras tecnologías, como la automatización de procesos o una flexibilidad mayor de los sistemas de organización.

El estudio también alerta a la Administración de los riesgos de no encarar de una manera integral el reto de la transformación tecnológica hacia la fase 4.0. Y es que sus autores advierten que unas políticas públicas parciales pueden ser contraproducentes, ya que pueden provocar que las empresas no consigan medir el alcance de sus inversiones. "Las políticas públicas de aceleración empresarial a menudo están mucho parcializadas y departamentalizadas y la transformación digital requiere una coordinación de políticas transversal", concluye el autor del estudio.