Un relato “con falta de coherencia y con contradicciones en los informes”.  Es el razonamiento del juez del juzgado d’instrucción 2 de Terrassa para dictar la absolución de una maestra de Terrassa, acusada de provocar lesiones leves a una alumna, de 10 años, por haber pintado una bandera española y escribir  "Viva España" en  la portada de su álbum de manualidades, el junio 2019.  El juez es claro y contundente: “No se considera probado que la acusada empujara, golpeara o agrediera a la menor de forma alguna, ni que por las acciones de la profesora la menor sufriera lesión alguna. No se considera probado que la acusada tuviera intención de menoscabar, con ninguno de sus actos, la integridad física de la menor ni de causarle algún tipo de perjuicio.” La fiscalía pedía que fuera condenada a  pagar una multa de 1.080 euros, la misma sanción que solicitaban los padres de la menor, además de una indemnización de 3.700 euros. La sentencia no es firme y  ahora se puede recurrir en la Audiencia de Barcelona.

La denuncia provocó mucho revuelo político y obligó al Departament d’Educació  a abrir una investigación para aclarar los hechos. En la resolución, el juez expone  que la maestra  “siempre ha dado la misma versión, sin contradicciones esenciales”. Relata que apartó la silla de la menor sin brusquedad, la alzó por las axilas, y la acompañó a la salida, sin que la menor cayera al suelo ni ella la cogiera del cuello en ningún momento y  que actuó  así para restablecer su autoridad como profesora ante una alumna que ya la había desobedecido en dos ocasiones durante la misma mañana. Por ello, en los hechos probados de la sentencia solo se recoge que hubo una discusión entre  la menor y la maestra y le hizo salir de la clase. El juez añade que no valora lo que dijeron los otros alumnos, ya que no se recogió en sede judicial, y que el informe policial  y el médico son contradictorios y no aclaran si tuvo alguna lesión, aparte de reseñar un dolor lumbar.

 

Motivación

En la sentencia, el juez Marcos Melendi expone que hay “escasos datos objetivos para considerar probado que la menor haya sufrido realmente alguna lesión física. No obstante, reconoce que “se le llamase la atención delante de toda la clase, con tono serio, y terminase expulsada del aula puede ser efectivamente considerado como una situación desagradable para una alumna”.  También  aclara que en la actuación de la maestra “no hubo una  supuesta motivación ideológica”, y que ya fue descartada por el auto que acordó la transformación de procedimiento a este juicio por delito leve, el cual -indica  el juez- que los hechos objeto del procedimiento "no tendrían sesgo político alguno".

Igualmente, admite que las contradicciones señaladas por la defensa en cuanto al relato de los hechos “existen”. Precisa que en la denuncia policial se narra la supuesta agresión de un modo diferente de lo que consta en el informe de urgencias y de un modo distinto del relato que la menor dio en su exploración. En la denuncia ante la policía se indica que la acusada habría retirado la silla donde estaba la menor de modo brusco y por este motivo la menor habría caído al suelo de espaldas, sin mención alguna a que hubiese interpuesto la mano al caer y se hubiera hecho daño en un dedo. Y la supuesta rotura del dibujo de la menor se habría producido después de toda la supuesta agresión. En cambio, el informe de urgencias indica que la menor habría explicado que la profesora le habría cogido de la camiseta y ese gesto habría provocado que la niña cayera de espaldas. Por todo ello, el juez no valora estos informes.  Tampoco acepta la argumentación de los padres, que la profesora era la "preferida" de la menor, y por ello no mentiría. Afirmación que el juez le da la vuelta y expone que por lo mismo la maestra tampoco lo haría. Las técnicas que atendieron a la menor, según el juez, exponen su estado y sentimiento de "enfadada", pero no aclaran si padeció unas lesiones. Por todo ello, considera que no hay suficientes prueba para enervar la presunción de inocencia de la maestra.

Los partidos políticos españolistas aprovecharon este incidente para  intentar crear división en la sociedad catalana.