Las violencias machistas se agudizan en los entornos digitales. En internet hay más personas dispuestas a agredir mujeres y otras personas que forman parte de grupos sociales minoritarios. Puede parecer una reflexión común y sin fundamento, pero es la conclusión a la cual han llegado las profesoras de la Universidad Abierta de Catalunya (UOC) Leila Mohammadi e Irene Montiel en sus investigaciones.

Las dos profesoras han denunciado una realidad que a menudo es menospreciada: la violencia contra las mujeres en el mundo digital. Según informa Efe, en el espacio de internet las agresiones se multiplican en número y violencia, un hecho que la profesora Mohammadi atribuye al anonimato, ya que hace sentir a los agresores más impunes.

Y tienen razón, ya que las consecuencias de estas agresiones amparadas en el anonimato de las plataformas a menudo no tienen ningún tipo de consecuencias. Ni por las autoridades, por falta de legislación en muchos casos, ni por las mismas plataformas. Sin embargo, que los actos violentos en internet tengan pocas consecuencias para los que los llevan a cabo no quiere decir que no tenga para las supervivientes.

Viejas violencias, nuevos espacios

"Incluso las formas más militantes de antifeminismo de la era pre-Internet nos parecen ahora sumamente razonables y moderadas en comparación con lo que había aparecido en los años 2010", escribió Angela Nagle en su libro Muerte a los normies, donde expone algunas de las nuevas formas de antifeminismo que se articulan por internet. En este libro Nagle habla tanto del impacto como del tipo de violencias que sufren las mujeres en redes: acoso, hackeo, filtraje de los datos personal o de fotografías, extorsión, entre otros.

Son violencias que se producen en el plano digital y que tienen un gran impacto a las personas que las sufren. Mohammadi ha advertido que en los últimos años se ha incrementado la violencia de género contra las mujeres en espacios digitales y que un ejemplo de eso se encuentra en las experiencias de periodistas, activistas, políticas, defensoras de los derechos humanos y miembros de la comunidad LGTBIQ+.

Todo está permitido, si generas movimiento

Mohammadi ha criticado las plataformas de contenidos digitales, porque mantienen los espacios donde las agresiones quedan impunes, en lugar de optar por más vigilancia, con la finalidad de "obtener clics a partir de los discursos de odio contra las mujeres".

Justamente esta permisividad con este tipo de discursos y agresiones normalizan estos comportamientos y por extensión dificultan cuantificar el volumen de ciberagresiones que se producen, tanto por el hecho de que están normalizadas como causa que las mismas redes sociales no disponen de instrumentos para que las víctimas de ataques puedan denunciarlo, denuncia a la profesora.

Para revertir esta situación Mohammadi apuesta por una solución radical: "desafiar los monopolios tecnológicos" y hacerlos "responsables" porque "estas empresas facilitan la invasión de la privacidad, la distorsión de la información, las malas condiciones laborales, los discursos de odio y la violencia de género" a "cambio de clics".

Las mujeres más jóvenes, las más vulnerables

La profesora Irene Montiel ha puesto en el foco en el hecho de que las más susceptibles a las violencias en los espacios digitales son las chicas a más jóvenes.

Según Montiel, las chicas están "en mayor medida víctimas de ciberataques de tipo sexual y presentan más riesgo de sufrir difusión no consentida de imágenes sexuales". Asimismo, ha afirmado que las chicas sufren más "ciberagresiones directas" que los chicos en el ámbito de la ciberviolencia de pareja entre adolescentes, como pueden ser insultos y amenazas.

 

Imagen principal: Una chica consulta su teléfono ante|delante de una academia / ACN