La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya vigila una nueva variante del SARS-CoV-2, denominada NB.1.8.1, que está provocando un aumento de casos a escala mundial, aunque califica de "bajo" el nivel de riesgo para la salud pública. Así lo señala el informe de evaluación de riesgos elaborado por el Grupo Asesor Técnico sobre la Evolución de los Virus (TAG-VE, por sus siglas en inglés) publicado el pasado 23 de mayo, que apunta que se espera que las vacunas disponibles actualmente contra la COVID sigan siendo eficaces contra esta variante, tanto en los casos sintomáticos como en los graves. La nueva variante, que es una derivada de la ómicron, se identificó por primera vez el pasado 22 de enero y preocupa a los expertos después de que se haya identificado en diferentes países, entre los que destacan destinos turísticos como Egipto, Tailandia y las Maldivas. La OMS ha advertido que la nueva variante es responsable de más del 10% de todas las infecciones y ya es la dominante en Hong Kong y China. Con fecha de 18 de mayo se habían identificado 518 secuencias de NB.1.8.1 provenientes de 22 países, lo que representa el 10,7% de las secuencias disponibles a escala mundial en la semana epidemiológica número 17 de este año, es decir, el periodo comprendido entre el 21 y el 27 de abril.

Riesgo bajo

Un informe del Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (SMVRG) ha señalado que la NB.1.8.1 presenta mutaciones que podrían aumentar su capacidad de transmisión. En paralelo, los centros para el control y prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC) han confirmado la presencia de la variante en Nueva York, California, Arizona, Ohio, Washington y Rhode Island. A pesar de la expansión, la OMS hace un llamamiento a la calma e insiste en que el riesgo es bajo y que los casos se mantienen por debajo del resto de otras variantes en circulación. LP.8.1 representa la mayoría de casos, con un 39%, aunque está en descenso. No obstante, señala que se trata de un aumento significativo en la prevalencia de NB.1.8.1 con respecto al 2,5% registrado cuatro semanas antes, en la semana epidemiológica 14, que comprende entre el 31 de marzo y el 6 de abril.

Aunque se han reportado aumentos en los casos y las hospitalizaciones en algunos países de la región del Pacífico Occidental, donde se encuentra la proporción mayor de variantes NB.1.8.1, no hay informes que sugieran que la gravedad de la enfermedad asociada sea mayor en comparación con otras variantes circulantes. El informe de la OMS recomienda que los países "se mantengan alerta, se adapten a la evolución de las tendencias epidemiológicas y aprovechen las estrategias de gestión de la COVID-19 para fortalecer los sistemas frente a todas las amenazas de enfermedades respiratorias. Los Estados miembros deben seguir ofreciendo vacunas contra la COVID de acuerdo con las recomendaciones de la OMS". Además, han propuesto hacer una evaluación comparativa para detectar cambios en los indicadores de gravedad, sean continuos o ad hoc.

Síntomas de la nueva variante

El CDC señala que los síntomas de la variante NB.1.8.1 son muy similares a los más habituales de la COVID, es decir, fiebre, escalofríos, dificultad respiratoria, dolor de garganta, congestión nasal, pérdida del gusto u olfato, fatiga, dolores musculares o cefaleas. Además, los expertos también destacan un ligero aumento de los síntomas gastrointestinales, como náuseas, vómitos o diarrea.

Sin embargo, una de las características que destaca de esta nueva variante es la persistencia de los síntomas. Entre los más destacados están la fatiga intensa y prolongada, que impide realizar la rutina con normalidad, o la pérdida del apetito, que en algunos casos va acompañada de malestar digestivo.