Se sabe desde hace tiempo que la obesidad está asociada con un mayor riesgo de cáncer de mama, así como con tumores de gran tamaño, con una mayor progresión metastásica, un mayor riesgo de recurrencia y una peor supervivencia general. Sin embargo, las razones de estas conexiones no han estado muy claras. Ahora, un nuevo estudio, parece arrojar luz al respecto.

El cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo es el tipo más común y depende de la hormona estrógeno para crecer y diseminarse. También es cierto que, generalmente, responde bien a las terapias hormonales que interfieren con la producción de estrógeno del cuerpo.

La nueva investigación, dirigida por investigadores del Johns Hopkins Kimmel Cancer Center, publicado en la revista Breast Cancer, ha descubierto que la leptina, una hormona que regula el apetito y cuyos niveles son más altos en las personas obesas, podría disminuir la acción de la terapia bloqueadora de estrógenos, el tamoxifeno, el fármaco más utilizado para tratar y prevenir el cáncer de mama. Según los expertos, esto podría ayudar a explicar por qué las pacientes obesas con cáncer de mama a menudo experimentan peores resultados y podría conducir a tratamientos más efectivos para este grupo.

MamaLos expertos partieron de la base de que el hecho de que las mujeres obesas tuvieran peor pronóstico del cáncer de mama podría deberse a una peor respuesta a las terapias contra el cáncer, un efecto influido por la acción de hormonas endocrinas (citocinas) producidas por las células grasas. Se centraron en la leptina en particular, para ver si podría afectar la respuesta terapéutica.

Los investigadores alimentaron a los ratones con una dieta alta en grasas durante ocho semanas, lo que provocó que estos animales se volvieran obesos, aumentando los niveles de leptina. Luego implantaron células de cáncer de mama con receptor de estrógeno humano positivo, responsable de casi el 70% de los casos de cáncer de mama, en ratones obesos y delgados.

Cuando les dieron tamoxifeno a estos ratones, los tumores de los animales delgados respondieron bien y retrocedieron rápidamente. Pero los tumores de los animales obesos no se encogieron; más bien, respondieron como si no hubieran sido tratados en absoluto. La administración de leptina junto con tamoxifeno provocó la misma respuesta deficiente en animales delgados, lo que sugiere que la leptina de alguna manera anula los efectos del tamoxifeno en la lucha contra el cáncer.

Al buscar un mecanismo para este fenómeno, los expertos encontraron que la leptina parece activar los receptores de estrógeno en las células del cáncer de mama, incluso cuando no hay estrógeno, lo que a su vez desencadena una cascada de genes promotores del cáncer. Un gen clave en esta cascada es Med1, que se asocia con docenas de genes relacionados con la obesidad. Cuando los investigadores silenciaron este gen, dejándolo sin funcionamiento, los tumores implantados respondieron al tamoxifeno incluso en presencia de leptina.