La OMS calcula que alrededor de 400 millones de personas padecen diabetes en todo el mundo, aunque lo peor está por venir, porque las predicciones dicen que en los próximos 20 años el número aumentará en un 40%, debido a los altos índices de obesidad, la mala alimentación, la vida sedentaria y otra serie de malos hábitos.

De los dos tipos de diabetes que existen, la diabetes tipo 1 afecta principalmente a niños y jóvenes y causa una deficiencia total de insulina en los pacientes, que deben administrársela de forma externa de por vida. Pero la diabetes tipo 2, que es la que más está preocupando a los expertos, provoca que el organismo no fabrique la suficiente insulina para el correcto funcionamiento del organismo, puede afectar a personas de cualquier edad y generalmente se deriva de una serie de hábitos de vida poco saludables.

Artículos diabetesA los 400 millones de diabéticos se calcula que se añadirán otros 80 millones dentro de dos décadas

Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, han presentado un estudio que puede cambiar la visión acerca de cómo ocurre la diabetes tipo 2. Según afirman, los ácidos grasos libres (FFA) en la sangre desencadenan la liberación de insulina incluso a un nivel normal de azúcar en sangre, sin una resistencia a la insulina manifiesta no compensada en las células grasas. Es más, los investigadores demuestran la conexión con la obesidad: la cantidad de FFA depende en gran medida de cuántos kilos extra de tejido adiposo lleva una persona, pero también de cómo el cuerpo se adapta al aumento de la adiposidad.

En todo el mundo, se están realizando investigaciones exhaustivas para aclarar exactamente qué sucede en el cuerpo a medida que avanza la diabetes tipo 2 y por qué la obesidad es un factor de riesgo tan grande para la enfermedad. Durante casi 50 años, los investigadores de la diabetes han estado discutiendo acerca de cómo se originaba la diabetes tipo 2.

La hipótesis dominante ha sido durante mucho tiempo que el páncreas aumenta su producción de insulina porque las células ya se han vuelto resistentes a esta hormona y luego se produce un aumento del azúcar en la sangre. Sin embargo, los resultados ahora publicados en la revista EBioMedicine apoyan la idea opuesta: que es la insulina la que aumenta primero antes de que se genere la resistencia.

El estudio indica que los niveles altos de FFA en la sangre después del ayuno nocturno aumentan la producción de insulina por la mañana. Los FFA han sido durante mucho tiempo parte de la principal ecuación de investigación para la diabetes tipo 2, pero ahora se propone que también tienen otro papel en la progresión de la enfermedad.

La investigación

Para el estudio, los investigadores compararon el metabolismo en el tejido adiposo (que almacena grasa) entre 27 sujetos de investigación cuidadosamente seleccionados (nueve de peso normal, nueve con obesidad y azúcar en sangre normal, y nueve con obesidad y diabetes tipo 2 progresiva). Durante varios días, se sometieron a exámenes exhaustivos en los que se tomaron muestras en diversas condiciones. Los investigadores analizaron el metabolismo y la expresión genética en la grasa subcutánea de los participantes y los niveles de azúcar en sangre, insulina y FFA en la sangre.

Las personas con obesidad pero no con diabetes tenían niveles elevados de ácidos grasos libres e insulina en la sangre, y esos niveles eran similares o superiores a los niveles de los participantes con obesidad y diabetes tipo 2,. Ese mismo patrón se produjo en un estudio de población basado en muestras de sangre tomadas de 500 personas después de un ayuno nocturno.

“Vimos un vínculo entre los ácidos grasos libres y la insulina, lo que sugiere que los ácidos grasos están conectados con la liberación de insulina y contribuyen a aumentar la producción de insulina con el estómago vacío, cuando el azúcar en sangre no ha aumentado”, dicen los expertos.

Inyección diabetesLa teoría sobre la aparición de la diabetes tipo 2 ha cambiado totalmente según este estudio

En definitiva, su hipótesis es que los ácidos grasos libres aumentan en la sangre porque el tejido adiposo ya no puede almacenar el exceso de energía. Y esa circunstancia, podría ser un signo temprano de una diabetes tipo 2 incipiente, porque aumentaría la segregación de insulina. Si se confirman los hallazgos cuando se utilicen otros métodos de investigación, puede existir la posibilidad de que algunos ácidos grasos específicos se conviertan en biomarcadores que predigan la aparición de la enfermedad.