El cambio climático comprende un conjunto de factores, que van desde la contaminación del aire hasta las transformaciones en la agricultura, que están provocando un impacto que siguen midiendo los científicos y del que todavía se desconoce mucho.

Por primera vez, un equipo de expertos ha analizado el impacto de todos estos factores de forma conjunta en la salud de las personas. La investigación, que aparece publicada en la revista One Earth ha sido liderada por Deepti Singh, profesora en la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Washington y está basada en cientos de estudios sobre cambio climático, calidad del aire, agricultura y salud pública para proponer un enfoque científico que conecte los riesgos para la salud con los cambios ambientales simultáneos impulsados ​​por prácticas humanas.

“Las consecuencias para la salud de la contaminación del aire, el cambio climático y las transformaciones en la agricultura a menudo se discuten por separado”, asegura Singh. “Pero todos estos problemas están relacionados, tienen orígenes similares y cada uno afecta a los demás. Las actividades agrícolas contribuyen a la contaminación del aire y afectan los patrones climáticos regionales, mientras que la producción agrícola y la calidad de los cultivos son sensibles a la calidad del aire y las condiciones climáticas”.

En la investigación han participado, además de la Universidad de Washington, la Universidad de Columbia, la Escuela de Negocios de la India, la Universidad de Boston y la Universidad de Delaware. Se analizó la situación en el sur de Asia, donde la rápida industrialización y las prácticas agrícolas modernas han ayudado al desarrollo económico y aumentado la producción de alimentos, pero también han afectado a la salud humana.

Gente en la calle

Los científicos revisaron múltiples ejemplos de impactos en la salud de los cambios en el clima, la calidad del aire y la producción agrícola, así como los beneficios colaterales y las consecuencias no deseadas de los esfuerzos para frenar las emisiones y ahorrar agua, por ejemplo. Descubrieron que estos ejemplos comparten la necesidad de mejores herramientas y datos locales de alta resolución sobre salud, clima, emisiones, contaminación del aire y uso de la tierra para medir mejor los impactos humanos y ambientales. “Este estudio señala cómo las respuestas políticas útiles y efectivas deben tener en cuenta múltiples factores e interacciones”, aseguran.

El uso de combustibles fósiles, la quema de residuos de cultivos y los cambios en el paisaje debido a la expansión e intensificación de la agricultura han contribuido a una calidad del aire extremadamente deficiente en el sur de Asia, han cambiado la principal fuente de lluvia, el monzón de verano, y también han aumentado los riesgos para la salud de casi una cuarta parte de la población mundial que vive en la región.

Además, las olas de calor e inundaciones más frecuentes e intensas han matado a miles, han desplazado a millones, han reducido la productividad laboral y han provocado brotes de enfermedades. La grave contaminación del aire ha contribuido a un aumento de las enfermedades cardíacas y pulmonares, así como a millones de muertes prematuras y al debilitamiento de las lluvias monzónicas. Al mismo tiempo, la contaminación del aire y el cambio climático han reducido los rendimientos de importantes cultivos alimentarios.