El glioblastoma es el tumor cerebral primario más maligno, agresivo y frecuente en adultos de los que se han descubierto hasta ahora. Se forma a partir de las células llamadas astrocitos y puede ser muy difícil de tratar, por lo que su detección temprana es de vital importancia. Una nueva investigación en la que participa la Clínica Universidad de Navarra y el Cima de la Universidad de Navarra –que se engloba en el proyecto PerMed del que forman parte seis centros médicos procedentes de Italia, Israel, Hungría y España– ha iniciado un estudio de biomarcadores sanguíneos de este tumor para hallar un nuevo método diagnóstico.

La investigación, titulada ‘Plasma extracellular vesicles: the key for precision medicine in glioblastoma’, se propone identificar un biomarcador sanguíneo que permita, de forma no invasiva, diagnosticar la enfermedad, controlar su evolución y respuesta a los diferentes tratamientos, y caracterizar molecularmente el tipo de tumor en cada paciente para poder aplicar terapias dirigidas o más específicas de forma individualizada y en cada etapa de la enfermedad.

Imagen de glioblastomaImagen de un glioblastoma

Hasta la fecha, el tratamiento de esta enfermedad es estándar para todos los pacientes, y consiste en una extirpación quirúrgica lo más amplia posible –siempre y cuando sea factible–, seguida de la combinación de radioterapia y quimioterapia. A pesar del abordaje terapéutico multidisciplinar, el pronóstico de los pacientes con glioblastoma sigue siendo en general muy sombrío, aseguran los expertos. De ahí la importancia de buscar nuevas estrategias diagnósticas y terapéuticas que permitan mejorar el pronóstico de los pacientes aquejados de esta enfermedad, desde la perspectiva de una medicina personalizada.

La investigación parte del conocimiento científico de que las células tumorales liberan al medio extracelular microvesículas que contienen ácidos nucleicos (ADN, ARN, miARN), proteínas y lípidos sintetizados en las propias células tumorales. Se trata de vesículas biológicamente muy activas, que median en la comunicación intercelular y que son capaces de modular fenómenos fisiopatológicos del cáncer como la proliferación e invasividad tumoral, la angiogénesis, las metástasis y la evasión del control inmune.

Por este motivo, los investigadores analizarán el contenido de las microvesículas liberadas al torrente sanguíneo por las células tumorales en diferentes etapas de la enfermedad. “De este modo, pretendemos, por una parte, identificar un marcador sanguíneo que complemente o mejore las herramientas diagnósticas actuales, y, por otra, analizar las alteraciones moleculares que puedan acontecer a lo largo de la evolución de la enfermedad para adaptar a las mismas la mejor estrategia terapéutica en cada momento”, indican.

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De ser así, bastaría con obtener una muestra de sangre para conocer si el paciente tiene o no marcadores específicos que reflejen la presencia o no de la enfermedad tumoral, y determinar además dianas terapéuticas del tumor de cada paciente sobre las que poder actuar con un tratamiento dirigido.