Una de las divisiones que se puede hacer en el ámbito del ejercicio físico es entre el  aeróbico y el anaeróbico o de fuerza y resistencia. En el primero de ellos, nuestro cuerpo obtiene la energía con necesidad de oxígeno, mientras que con el segundo suele emplear la glucosa.

El ejercicio aeróbico es el que implica grandes grupos musculares, que producen un movimiento más prolongado en el tiempo y eleva nuestra frecuencia cardíaca. El ejercicio anaeróbico es más intenso pero corto y no aumenta los latidos del corazón con tanta intensidad.

Buena parte del ejercicio físico que realizamos combina a los dos, el anaeróbico y el aeróbico. Los dos tienen múltiples beneficios. Con el primero se mejora la resistencia, se queman mas grasas y mejora la capacidad pulmonar y la función cardiovascular. Con el anaeróbico se tonifica más el cuerpo y se adquiere una mayor fuerza muscular, se gana en velocidad y se aumenta el rendimiento.

En los últimos años se ha puesto de manifiesto la importancia del ejercicio de resistencia para la pérdida de peso y ahora un estudio viene a confirmarlo nuevamente. Según la investigación Mechanical overload-induced muscle-derived extracellular vesicles promote adipose tissue lipolysis (Las vesículas extracelulares derivadas del músculo inducidas por sobrecarga mecánica promueven la lipólisis del tejido adiposo), llevada a cabo por expertos de la Universidad de Kentucky, el ejercicio de resistencia regula el metabolismo de las células grasas a nivel molecular.

Mujeres ejercicios

Los resultados del estudio en ratones y humanos demuestran que, en respuesta a la carga mecánica, las células musculares liberan partículas llamadas vesículas extracelulares que les dan instrucciones a las células grasas para entrar en el modo de quema de grasas.

Las vesículas extracelulares se entendieron inicialmente como una forma de que las células eliminaran selectivamente proteínas, lípidos y ARN. Recientemente, los científicos descubrieron que también juegan un papel en la comunicación intercelular.

El estudio aporta información acerca de la manera en la que el músculo esquelético se comunica con otros tejidos mediante el uso de vesículas extracelulares. Según John McCarthy, autor del estudio, “hasta donde sabemos, esta es la primera demostración de cómo el entrenamiento con pesas inicia adaptaciones metabólicas en el tejido graso, que es crucial para determinar los resultados metabólicos de todo el cuerpo. La capacidad de las vesículas extracelulares inducidas por el ejercicio de resistencia para mejorar el metabolismo de las grasas tiene importantes implicaciones clínicas”.

Según la OMS, se recomienda hacer al menos 150 a 300 minutos de ejercicio de intensidad moderada o 75 o 150 minutos de ejercicio aeróbico vigoroso durante la semana. Los ejercicios que fortalecen todos los músculos deben realizarse al menos dos veces por semana.