La respuesta es clara y rotunda: solo uno (o muchos, si tenemos en cuenta que existen tantos tipos de orgasmo como de mujeres hay en el mundo). Pero en lo que nos ocupa, solo uno. Y es que la de cuántos tipos de orgasmos femeninos existen es una pregunta super recurrente y mal contestada durante décadas. Tradicionalmente, la teoría principal pregonaba que el placer para las mujeres se dualizaba en el orgasmo vaginal – el que se producía tras el roce, por ejemplo, de la penetración – o el clitoriano – el que se conseguía gracias al estímulo del clítoris, un órgano cuya funcionalidad únicamente es la de dar placer. Todo mentira, un mito alimentado por el desconocimiento y por el encumbramiento del psicoanalista y machista Sigmund Freud, quien en sus Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad de 1905 postuló la existencia de estas dos clases.

Pero hay más: según Freud, el orgasmo clitoriano era el inmaduro, típico de la adolescencia y la masturbación; el vaginal, el más desarrollado y propio de una mujer que ha alcanzado la plenitud. Señoros categorizando nuestro placer, todo con mucho sentido. Y aunque ahora esto nos parezca una desfachatez como la copa de un pino, sus ideas calaron hondo durante todo el siglo XX y ejercieron mucha influencia tanto en hombres como en mujeres.

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El clítoris tiene el objetivo único de dar placer. / Pexels

El clítoris es el órgano responsable del orgasmo

Hoy es el Día Internacional del Orgasmo femenino y sigue siendo necesario, precisamente, para desmentir cosas como estas. Porque esta dualidad, directamente, no es cierta. La cavidad vaginal no tiene terminaciones en sí mismas, sino que el introito vaginal está conectado con el clítoris. Es este órgano, que tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas y es único de la anatomía de la mujer, el que aguarda las neuronas ocupadas de hacer saltar el reflejo orgásmico femenino. No es necesario que la estimulación sea literalmente clitoriana; basta con estimular zonas adyacentes para conseguir que la mujer experimente un enorme placer. Es por eso que algunas mujeres pueden llegar al clímax con la estimulación de la zona vaginal, pero no porque el orgasmo en sí pueda clasificarse. Todo sale de lo mismo: el clítoris.

El clítoris tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas

Esto de la clasificación también tiene mucho que ver con la presión infligida a las mujeres (y, por extensión, también autoinfligida). ¿Qué significan estas clasificaciones eternas de los tipos de orgasmos que todas debemos conocer para disfrutar del sexo? Lejos de clarificar nada, aportan más dudas y preguntas de las que ya existen, teniendo en cuenta que el androcentrismo ha tomado el cuerpo del hombre como referencia única obviando las diferencias anatómicas que hay entre ambos sexos.

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La próstata femenina son las Glándulas de Skene. / Pexels

Esto causa muchas contrariedades en el cuerpo femenino: que no se haya estudiado suficientemente la endometriosis o las enfermedades asociadas al aparato reproductor femenino, que no sepamos qué es exactamente el líquido del squirt o que se haya descubierto hace relativamente poco que las mujeres tenemos próstata, llamada Glándulas de Skene.

El poder del cerebro

Es importante también destacar la importancia del cerebro en todo esto. Cuestiones como la autoestima o la seguridad son cruciales para llegar al orgasmo. Según estadísticas, la anorgasmia afecta a un 20% de mujeres, la mayoría de veces debido a la presión que sienten por conseguirlo. Es crucial que exista una buena educación sexual al respecto para que las mujeres tengamos la oportunidad de conocer y descubrir nuestros cuerpos sin sentirnos culpables por ello. Solo así se puede conseguir tener un buen orgasmo: con salud cerebral y estimulando nuestro clítoris. Que así sea.