La insulina es una hormona que fabrica el páncreas y que permite que la glucosa entre en las células para ser utilizada fuente de energía. En los últimos años se ha avanzado mucho en investigación acerca de su funcionamiento y su relación con la obesidad y la diabetes tipo 2. Cuando se produce en el organismo resistencia a la insulina, este deja de reaccionar a esta hormona para mantener regulados los niveles de azúcar en sangre. Esta situación es precursora de ambas patologías.

Pero ahora, una nueva investigación pone de manifiesto el papel de la insulina en el cerebro y su influencia sobre el neurotransmisor más importante del sistema de recompensa, la dopamina. Según un equipo de expertos del Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes en Tübingen, la insulina reduce el nivel de dopamina en una región específica del cerebro (cuerpo estriado) que regula los procesos de recompensa y las funciones cognitivas, entre otras cosas. Esta interacción puede ser un impulsor importante de la regulación cerebral del metabolismo de la glucosa y la conducta alimentaria. El estudio se ha publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

La hormona insulina se libera después de comer y regula el metabolismo en el cuerpo humano (sistema homeostático). Pero hasta ahora no se ha sabido su relación con el sistema de recompensa que regula la dopamina. “Nuestro comportamiento alimentario está regulado por la interacción entre el sistema de recompensa y los sistemas homeostáticos. Los estudios indican que la insulina también actúa en los centros de recompensa impulsados ​​por la dopamina en el cerebro. También se ha demostrado que la obesidad conduce a cambios en la señalización del cerebro que tienen un efecto negativo sobre el metabolismo de la glucosa en todo el cuerpo”, asegura la autora principal del estudio, Stephanie Kullmann, cuyo objetivo ha sido descifrar la interacción entre los dos sistemas en humanos y descubrir cómo la insulina regula el sistema de dopamina.

Insulina

Para este propósito, diez hombres sanos de peso normal recibieron insulina o un placebo a través de un aerosol nasal. Cuando la insulina se absorbe por la nariz, llega directamente al cerebro. Para estudiar la interacción entre la insulina y la dopamina, los investigadores utilizaron una técnica de medición única: combinaron la resonancia magnética para evaluar la actividad cerebral funcional y la tomografía por emisión de positrones para evaluar los niveles de dopamina. El análisis del estudio mostró que la administración intranasal de insulina redujo los niveles de dopamina y provocó cambios en la estructura de la red del cerebro. El estudio proporciona evidencia directa de cómo y dónde interactúan las señales cerebrales que se activan después de comer, como la liberación de insulina y el sistema de recompensa.

Los investigadores pudieron demostrar que la insulina es capaz de disminuir los niveles de dopamina en el cuerpo estriado en individuos de peso normal. El cambio dependiente de la insulina en los niveles de dopamina también se asoció con cambios de conectividad funcional en las redes entre cerebro y cerebro. Los cambios en este sistema pueden ser un importante impulsor de la obesidad y enfermedades relacionadas.

El siguiente paso es investigar los cambios en la interacción de la dopamina y la insulina en participantes obesos o diabéticos. Estas personas a menudo sufren de resistencia a la insulina. Por lo tanto, los investigadores asumen que esta resistencia previene la regulación normal de los niveles de dopamina inducida por la insulina en el centro de recompensa. De esta forma, se podrían desarrollar intervenciones conductuales y farmacéuticas para prevenir la obesidad y la diabetes tipo 2.