Lo de dormir con la mascota no es un hábito que lleve bien todo el mundo. Algo que no tiene nada que ver con el cariño que se le tenga. De hecho, existe una creencia arraigada de que es una mala idea, porque puede provocar alergias o interrumpir continuamente el sueño.

Pero, sorprendentemente, un nuevo estudio publicado en la revista Sleep Health viene a desterrar esta idea. Los investigadores del Laboratorio de Psicología de Salud Pública Pediátrica de la Universidad de Concordia han concluido que la calidad del sueño del número de niños que comparten la cama con sus mascotas es más o menos parecido a los que duermen solos o incluso mejor, luego no son un obstáculo para descansar bien.

“Dormir con la mascota no es perjudicial”, asegura la autora principal del artículo, Hillary Rowe. Los datos que utilizaron los investigadores se extrajeron del proyecto Healthy Heart Project, un estudio financiado por los Institutos Canadienses de Investigación en Salud, que explora los vínculos entre el estrés infantil, el sueño y el ritmo circadiano.

Los niños y los padres respondieron cuestionarios sobre las rutinas a la hora de acostarse y la higiene del sueño: mantener una hora de acostarse constante, tener una rutina relajante antes de dormir y dormir en un espacio tranquilo y cómodo. Durante dos semanas, los niños usaron unas pulseras que registraron diariamente su sueño. También fueron equipados con un dispositivo de polisomnografía casero especializado durante una noche para permitir a los investigadores registrar sus ondas cerebrales (señales de EEG) mientras dormían.

adam kuylenstierna XB6YpNF1QuY unsplashHasta ahora no se sabía si dormir con mascotas era bueno o malo para el sueño

Después de este descubrimiento, buscaron ver qué decía la literatura existente sobre el tema de compartir la cama con los animales. Encontraron algunos estudios con adultos, pero casi nada con jóvenes. “Dormir con una mascota es algo que hacen muchos niños y no sabíamos cómo influye en su sueño”, añade Rowe.

Los investigadores clasificaron a los niños en uno de tres grupos según la frecuencia con la que duermen con su mascota: nunca, a veces o con frecuencia. Luego compararon los tres grupos para ver si había diferencias significativas entre ellos. “Dados los objetivos más amplios del Healthy Heart Project, pudimos no solo analizar la hora de dormir y la cantidad de tiempo que dormimos (duración), sino también el tiempo que tardamos en conciliar el sueño (latencia), los despertares nocturnos (interrupciones) y la calidad del sueño”, aseguran.

Descubrieron que los tres grupos tenían una calidad parecida del sueño. “La presencia de una mascota no tuvo un impacto negativo en el sueño”, señala Rowe. “De hecho, encontramos que los niños que dormían con sus mascotas con mayor frecuencia tuvieron una mejor calidad de sueño percibida, especialmente entre los adolescentes”. La hipótesis que plantean estos expertos es que los niños consideran a las mascotas como sus amigos y se sienten cómodos durmiendo con ellos.