Primero fue una mirada de descrédito por todo lo que pasaba en China cuando se detectaron los primeros casos de coronavirus. Todo quedaba lejos y la posibilidad de que el virus llegara en forma de pandemia y que se reprodujeran los confinamientos tal como se hicieron al país asiático no era se contemplaba. Pero llegó. Y con la llegada del SARS-CoV-2 en Europa también llegó la escasez de material sanitario para hacer frente a las olas que golpearon con fuerza diferentes países sin hacer distinciones de ningún tipo. Después, investigación sobre las vacunas. Cuando por fin llegan, los países ricos se vuelcan con acuerdos para conseguir los mejores precios y los mejores tratos. Cada uno mirándose el ombligo. Así, si una cosa han aprendido los países pobres, es precisamente eso: no pueden depender de otros países para ayudarlos. ¿En este contexto, pues, dónde queda la ayuda humanitaria que países ricos han 'proporcionado' a los pobres durante tantos años?

A diferencia de la malaria u otras enfermedades que podrían afectar sólo en los países pobres y por lo tanto, no hay tanta demanda de productos ni urgencia para combatirlas, el coronavirus ha resultado ser un problema para el primer mundo. Y eso, como ha quedado patente ha implicado que los países ricos se hayan quedado con los ventiladores, oxígeno y vacunas. Y este hecho, que los países ricos hayan agobiado material sanitario ha provocado dejar en los otros sin. Y los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que no se prioricen las terceras dosis y sí que se cedan vacunas para poder vacunar en los países con tasas más bajas han sido, de momento, ignoradas. I Covax –que busca garantizar dosis de vacuna contra el coronavirus de manera justa con los países más pobres– no puede sola. ¿El resultado? Países de África y otras regiones menos desarrolladas se sienten abandonadas por el sistema de salud mundial, un hecho, sin embargo, que tal como resalta el especial "After Corona" (Después del coronavirus) de la publicación Politico.eu, ha hecho que empiecen a mirar qué pueden hacer por ellos mismos.

"El continente no está sentado con las manos cruzadas esperando que venga Covax y los salve", explicaba a la misma publicación al virólogo del camerunés y director de los Centros de África para el Control y Prevención de Enfermedades, John Nkengasong.

La intención, adelantarse a Covax

La Unión Africana vio que Covax no acabaría de funcionar e intentó apresurarse para establecer un equipo de trabajo para la Adquisición de Vacunas Africanas. El equipo firmó un acuerdo por 400 millones de dosis de vacuna de Janssen, la monodosis, mientras que Covax luchaba todavía por dar cierta continuidad a las dosis promesas de AstraZeneca.

No todos los países están preparados para tener en sus neveras vacunas de ARN mensajero, que necesitan unas características para el almacenaje muy concretas. Y eso todavía se ha acentuado más durante la pandemia. Tampoco estaban preparados para ser productores de vacunas y por lo tanto, quedaban a la espera de conseguir acuerdos en función de los envíos y buena voluntad, para decirlo de alguna manera, de otros países. Todo se tambaleó todavía más cuando India tuvo que parar las exportaciones de la vacuna de AstraZeneca de la que depende Covax. Eso provocó que muchos países que dependían de estos envíos se quedasen sin, viendo que no llegaban las vacunas que los hacía falta.

Ya ha quedado claro que el coronavirus no será la última pandemia que habrá en el mundo y África tiene prisa para intentar producir no sólo una vacuna contra el coronavirus, sino quizás una vacuna contra la tuberculosis o el VIH. En este sentido, según recoge Politico.eu, Senegal está construyendo una fábrica para producir vacunas contra el coronavirus con el objetivo de producir 25 millones de dosis para finales del 2022. Ruanda, por otra parte, espera captar inversiones para la fabricación de vacunas.

La publicación es crítica con la actuación de los países con más recursos y destaca que enfermedades como el Ébola y el zika han inspirado a estos países a invertir esfuerzos en el África y América Latina con la esperanza en mantener las amenazas contenidas allí. Y en más, ha puesto de manifiesto que el acceso a los medicamentos y en las vacunas no es igual para todo el mundo. Además, el digital subraya que ninguna empresa de vacunas de ARN mensajero ha querido compartir conocimientos con África para la fabricación de vacunas. Por ahora, sólo BioNTech estaría trabajando con Ruanda y Senegal con un acuerdo a través de la Comisión Europea para producir vacunas experimentales contra la tuberculosis y la malaria.

 

 

Imagen principal: un miembro del personal sanitario se prepara para administrar una vacuna / Efe