El impacto de la contaminación ambiental en la salud infantil es muy perjudicial, incluso en los embriones. En Barcelona, casi el 50% de los casos de asma infantil son provocados por la contaminación del aire que se respira en la ciudad, mientras que en el mundo el 93% de los niños respiran aire que no cumple con los criterios de calidad fijados por la OMS, hecho que supone 600.000 muertes infantiles prematuras cada año. Estos datos se revelan de un informe del observatorio FAROS de Sant Joan de Déu. La jefa de obstetricia y ginecología, Lola Gómez, avisa de que el embarazo es una "ventana de exposición" a la contaminación muy importante, y destaca que, incluso, las sustancias contaminantes que llegan al feto a través de la madre también se quedan en la carga genética del futuro bebé, así pues, el impacto nocivo "se trasladará también a las siguientes generaciones".

Fomentar la actividad al aire libre

La doctora Gómez explica que las sustancias contaminantes que hay en el aire "actúan como hormonas" de manera compleja hasta generar un estadio inflamatorio tanto en la madre como en el ambiente que rodea el feto. "El niño está expuesto en los contaminantes que rodean a la madre", concluye. Según avisa la doctora, toda esta contaminación puede repercutir negativamente en la edad adulta de la persona.

Uno de los coordinadores del estudio y pediatra de Sant Joan de Déu, Quique Bassat, ha explicado que por el simple hecho de ser niños, los niños son más vulnerables ante la contaminación a consecuencia de "la inmadurez fisiológica", y ha detallado que están "más expuestos a la contaminación por unidad de peso". En más, ha indicado que los niños que nacen, estarán más expuestos a las condiciones medioambientales adversas durante más tiempo a lo largo de su vida que sus padres, que nacieron en una época con menos exposición. "Hemos llegado a un punto que no es sostenible. Nos tenemos que convertir en activistas climáticos", exclama el pediatra.

Con respecto a fomentar el juego en el entorno natural, el doctor Bassat ha afirmado que es necesario aumentar la actividad de los niños en entornos naturales, ya que es "más beneficioso" para ellos. Gómez hace extensiva el llamamiento a las futuras madres: "Allí donde esté la madre está también el bebé dentro de la barriga". El estudio alerta de que solo un 20% de los niños salen alguna vez en el mes a jugar al aire libre y solo un 10% va cada día en el parque. "La falta de contacto con la naturaleza impulsa el sedentarismo y actúa como un factor clave en el incremento de la obesidad, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, trastornos de la conducta, comportamiento, atención, empeoramiento de las enfermedades crónicas o disminuye los niveles de vitamina", alerta el informe de Sant Joan de Déu. La complicada situación ambiental ha llevado a los profesionales a hacer un llamamiento para "renaturalizar" la vida de madres y niños y a tomar medidas para mejorar la calidad del aire a las aulas para reducir la exposición a factores nocivos.

Los niños son el futuro

"Los niños son solo el 20% de la población, pero son el 100% del futuro", ha recordado el director del estudio al doctor Jaume Pérez Payarols. Es por este motivo que los profesionales reiteran la necesidad de incidir positivamente en espacios clave para el desarrollo de los niños, como el hogar, la escuela o el ocio. En este sentido, el doctor Bassat afirma que las aulas son los espacios donde posiblemente un niño pasa más horas a lo largo del día y reclama que sean las escuelas las encargadas de trabajar para garantizar una buena calidad del aire que reduzca la exposición continuada de los niños a factores nocivos. "Es fundamental que el ambiente no sea hostil y hacen falta medidas de promoción de la calidad de vida", apunta el también pediatra de Sant Joan de Déu Marcelo Andrade.

En concreto, el informe propone plantar más árboles en los patios de las escuelas; crear muros verdes que generen sombras; y crear fuentes o zonas de juegos. El objetivo es reducir la contaminación del aire, pero también el ruido y el efecto isla de calor a la vez que favorecer la actividad física. Además, los autores del informe resaltan que transformar las zonas de juego en pequeños espacios naturales de biodiversidad también mejoran el sistema inmunitario de los niños en muy poco tiempo.