El lugar donde vivimos puede tener más implicaciones en nuestras vidas de lo que pensamos. Y no solo por cuestiones que tengan que ver con la contaminación o el ruido.

Un nuevo estudio de nombre Association of Neighborhood Context, Cognitive Decline, and Cortical Change in an Unimpaired Cohort  (Asociación de contexto vecinal, deterioro cognitivo y cambio cortical en una cohorte intacta) y publicado en la revista Neurology, concluye que las personas de mediana edad y mayores que viven en vecindarios más desfavorecidos y áreas con menos oportunidades educativas y de empleo, muestran un deterioro más rápido en las pruebas cognitivas que las personas que viven en vecindarios con menos desventajas.

CerebroEl estudio ha concluido que vivir en barrios más desfavorecidos afecta a la capacidad cognitiva de las personas

Los investigadores creen que ese envejecimiento cerebral puede ser un signo de las primeras etapas de la demencia. “En todo el mundo, la demencia es una causa importante de enfermedad y un diagnóstico devastador”, asegura una de las autoras del estudio, Amy J. H. Kind de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin en Madison.

“Actualmente no existen tratamientos para curar la enfermedad, por lo que es importante identificar posibles factores de riesgo modificables. Existe evidencia convincente de que las condiciones sociales, económicas, culturales y físicas en las que viven los humanos pueden afectar la salud. Queríamos determinar si estas condiciones del vecindario aumentan el riesgo de neurodegeneración y deterioro cognitivo asociado con las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer y la demencia”, afirma Kind.

La investigación

Para el estudio, los investigadores identificaron a 601 personas. Los participantes tenían de media 59 años y no tenían problemas de pensamiento o memoria al comienzo del estudio, aunque el 69% tenía antecedentes familiares de demencia. Se les siguió durante 10 años.

Los participantes se sometieron a una resonancia magnética cerebral inicial y luego exploraciones adicionales cada tres a cinco años. Con cada exploración, los investigadores midieron el volumen cerebral en áreas del cerebro relacionadas con el desarrollo de la demencia de Alzheimer. Los participantes también realizaron pruebas de pensamiento y memoria cada dos años, incluidas pruebas que midieron la velocidad de procesamiento, la flexibilidad mental y la función ejecutiva.

Los investigadores utilizaron la dirección residencial de cada participante y una medida llamada índice de privación para determinar si cada participante vivía en un vecindario favorecido o desfavorecido. El índice incorpora información sobre las condiciones socioeconómicas de cada barrio y sus residentes, clasificando los barrios con base en 17 indicadores que incluyen ingresos, empleo, educación y calidad de la vivienda. De todos los participantes, 19 personas vivían en el 20% de los barrios más desfavorecidos de su estado y 582 personas vivían en el 80% de todos los demás barrios de su estado.

CiudadLa dirección residencial y el índice de privación son los dos principales factores que se han tomado para el estudio

Al comienzo del estudio, no hubo diferencia en el volumen del cerebro entre las personas que vivían en los barrios más desfavorecidos y las de otros barrios. Pero al final, los investigadores encontraron un encogimiento del cerebro en áreas del cerebro asociadas con la demencia en personas de los vecindarios más desfavorecidos, cosa que no se produjo en el otro grupo. Los investigadores encontraron también una mayor tasa de disminución en las pruebas que miden el riesgo de enfermedad de Alzheimer.