Una victoria que no sirve para mucho. El todopoderoso PSOE andaluz sigue ganando elecciones, pero cada vez lo hace con menos posibilidades de gobernar. En este caso son escasas. Con los resultados de este domingo, todo se complica todavía un poco más. Y un nuevo actor político, que ha irrumpido con fuerza, tiene la llave de la Junta de Andalucía: el ultraderechista Vox.

Con los resultados en la mano, solo parece que haya una suma posible, sin tener en cuenta posibles abstenciones en una investidura. Es una alianza de derechas, entre el PP, Ciudadanos y Vox, que sumarían 58 escaños. La mayoría absoluta está en 55 parlamentarios. Los populares ya han avisado de que, en caso de poder desbancar a Susana Díaz, pedirán el apoyo de los ultras.

El resto de pactos más naturales no sumarian. Es el caso del pacto entre el PSOE y Ciudadanos que sirvió para investir a Díaz en 2015. Con el escrutinio acabado, estos dos partidos obtendrían 54 de los 55 escaños necesarios para gobernar.

Un pacto de izquierdas todavía suma menos. Como consecuencia de la caída del PSOE y, también, de Adelante Andalucía (coalición de Podemos e Izquierda Unida), juntarían 50 escaños, lejos de la mayoría absoluta.

Después de 35 años de hegemonía, el PSOE sigue ganando elecciones, pero le sirve de bien poco. De los 66 escaños que consiguió Rafael Escuredo en 1982 y los 62 de Manuel Chaves en 1990, a los 33 de Susana Díaz en 2018. Después de las últimas elecciones, en 2015, la presidenta de la Junta tuvo que someterse a cuatro votaciones de investidura, hasta conseguir el apoyo de los nueve diputados de Ciudadanos.