Todas las miradas estaban puestas en Vox y en una intervención contundente por parte del abogado Pedro Fernández, que por primera vez en esta causa se exhibía en público. Pero su discurso de poco más de 5 minutos no ha entrado en el fondo. No ha argumentado por qué es necesario que el Tribunal Supremo juzgue el 1-O, más allá de añadirse al discurso de la fiscalía y ha dicho que las defensas "esconden una trampa dialéctica".

Eso sí, ha ido a buscar la norma que dice que cuando un alto tribunal del Estado coge las competencias para juzgar, y su sentencia ya no se puede llevar a una segunda instancia para apelar, "no supone una vulneración de los derechos humanos". Y es que las defensas, en sus alegatos, han argumentado que si les juzga el Supremo y no pueden recurrir a una instancia superior, se están vulnerando los derechos fundamentales de los acusados.

Vox ha expuesto que "se está confundiendo una valoración de la prueba que se tendrá que hacer en el momento oportuno con las circunstancias que puedan justificar las reglas de competenciales" y que las defensas niegan que "el bien jurídico a proteger sea una circunstancia que pueda determinar el Tribunal Supremo".

Abogados vox Supremo Gemma Liñán

Una vez acabada la vista, Vox, ha dicho fuera a los medios que espera que el tribunal resuelva pronto.