El lehendakari, Íñigo Urkullu, sostiene que el actual momento político "abre una nueva oportunidad" para avanzar en el carácter plurinacional del Estado y en el desarrollo del autogobierno de las naciones históricas que forman parte, como Euskadi o Catalunya, sin necesidad de modificar la Constitución: en una tribuna publicada en El País este jueves, Urkullu propone una "convención constitucional" que permita pactar "una interpretación de la Constitución sobre aquello que no ha resuelto": la cuestión territorial", y sin que haya modificación previa de la Carta Magna.

Urkullu, del PNV, que justo ayer mantuvo una conversación telefónica infructuosa con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el marco de la ronda de contactos del líder 'popular' para los apoyos a su investidura, ha explicado en su artículo que la figura de la "convención constitucional" es un recurso utilizado en la cultura política anglosajona y para su aplicación en España "no habría impedimento". Se trataría, dice, de una convención constitucional "limitada o específica" para actualizar la interpretación de la Constitución sobre la cuestión territorial. "No sería una fórmula mágica ni un camino expedito, pero podría abrir nuevas posibilidades de desarrollo futuro", subraya.

Estado plurinacional

Según ha expresado Urkullu, las elecciones generales del pasado 23 de julio "ratificaron la diversidad y pluralidad del Estado" y ahora, en consecuencia, es "oportuno" abordar dos preguntas "vigentes": "¿Por qué en un Estado solo puede haber una nación?, y ¿Por qué el Estado español no puede ser plurinacional, como lo fue en la práctica hasta el siglo XVIII"?.

En opinión del lehendakari, la Constitución de 1978 intentó abrir un camino en este sentido, pero ha habido sucesivos intentos de involución y recortar, como el famoso "café para todos" de la Transición —que cualquier región del Estado pudiera constituirse como comunidad autónoma, aunque no tuviera un sentido histórico— o las "invasiones de competencias" de las comunidades autónomas con el beneplácito de un Tribunal Constitucional "con un prestigio que no era ya el que tuvo en un primer momento". De forma que, afirma Urkullu, quedó todo solo en una "descentralización política y administrativa", pero sin hacerlo con el poder judicial, sin hacer del Senado una "auténtica Cámara territorial" y con un TC "árbitro entre el Estado y las comunidades [...] sin representación directa y real de las comunidades autónomas".

Cumplimiento de los estatutos y "lealtad recíproca"

Según el lehendakari, esta iniciativa "nueva y viable" que propone implica un doble pacto: un acuerdo de bases para la convocatoria y desarrollo de la convención sobre el autogobierno —incluyendo principios como el cumplimiento íntegro de los estatutos y la bilateralidad— y celebrar una convención en el plazo de un año para "analizar el alcance actual y futuro de la disposición adicional primera de la Constitución, el autogobierno de las comunidades de raíz foral e incluso el de las nacionalidades históricas".

Urkullu entiende que ahora se abre la posibilidad de "evolucionar progresivamente" si bien es consciente que el pacto "no se puede imponer al Estado". Las dos partes tienen que estar de acuerdo y tienen que actuar con un compromiso de lealtad recíproca. No queremos imponer nada a nadie, pero tampoco podemos aceptar que se impida al pueblo vasco manifestar su voluntad", señala en el artículo.