El Tribunal Supremo ha emitido un auto donde rebate los argumentos del tribunal alemán que tiene que resolver la extradición de Carles Puigdemont, en el auto matiza que la violencia física no es necesaria cuando el delito lo comete un gobierno. Pero después de cuestionar duramente los argumentos de Alemania contra la extradición por rebelión del president, acaba diciendo que si no se demuestra la violencia, se podría acabar juzgando a los procesados por sedición.

Pero para explicarlo, primero cuestiona la decisión de Alemania y le responde que no es equiparable el proceso independentista catalán con las revueltas organizadas contra la ampliación del aeropuerto de Frankfurt, tal como citaba el tribunal superior de Schleswig-Holstein en la respuesta a Llarena sobre la euroorden.

El Supremo también es duro con el Govern de Catalunya, a quien acusa de "campar a sus anchas durante los años 2015-2017 para seguir la hoja de ruta que se marcaron y anunciaron con toda clase de publicidad tanto en medios de difusión escritos como audiovisuales".

"Lo que aquí realmente sucedía era que, después de más de dos años dedicados a laminar el ordenamiento jurídico estatal y autonómico, y de oponerse frontalmente al cumplimiento de sentencias básicas del Tribunal Constitucional, se culminaba el proceso secesionista dentro de un país de la Unión Europea, con una democracia asentada, poniendo las masas en la calle para que votaran en un referéndum inconstitucional oponiéndose a la fuerza legítima del Estado que protegía unos supuestos colegios electorales", dice la resolución del Tribunal Supremo.

Y destaca que "si los hechos que se han venido cometiendo en España se hubieran perpetrado en un land de Alemania con los mismos factores de evolución, tiempo y resultado, no parece muy factible que todo eso se saldara con una sentencia condenatoria meramente simbólica como se dice en la resolución del tribunal regional superior de Schleswig-Holstein", explica el escrito.

En cualquier caso, la sala recoge además en su resolución que la fiscalía dejó abierta la puerta en su escrito de querella para que, en caso de que no se constatara suficiente el elemento de la violencia en el caso concreto, se subsumiera la conducta de los sujetos investigados en el tipo penal de la sedición.

La respuesta que ha dado el Supremo a las decisiones que se están tomando desde la justicia alemana, donde se ha descartado ya extraditar a Puigdemont por rebelión, llega en la resolución de un recurso de Jordi Sànchez del 9 de marzo. Una manera nada habitual y respondiendo a una petición caducada, ya que Sànchez pedía permiso para asistir al pleno de investidura.

Contra la justificación alemana

A la sala lo que más le llama la atención de la argumentación del tribunal alemán es que empieza con un ejemplo hipotético muy adecuado en el caso de Catalunya, como es preguntarse qué sucedería en Alemania si el presidente de un land incurriera en una conducta como la perpetrada en Catalunya, "pero pocas líneas después abandona este discurso sin profundizar y se desliza repentinamente hacia el supuesto fáctico de la pista del aeropuerto, huyendo así del pantanoso ejemplo comparativo que tan adecuado y pertinente resultaba".

"El supuesto hipotético del presidente del land daba mucho de sí, pero muy probablemente en caso de que se siguieran en su análisis argumental las reglas propias del discurso de la racionalidad comunicativa, su desenlace acabaría en la concesión de la euroorden", dice el auto.

La violencia sin violencia

Según la Sala de lo Penal, en vez de valerse de la violencia para tomar el poder central del Estado, "trataban de desconectar o desgajar del Estado español las instituciones autonómicas cuyos poderes ejercían. Para lo cual contaban con los medios jurídicos que los habían proporcionado la Constitución y el Estatuto de Autonomía a través de unas elecciones legítimas, instrumental jurídico que acabaron utilizando con fines totalmente contrarios a los dispuestos por las normas que legitimaban su función".

"En un contexto de esta índole, es claro que la violencia física pasaba a un segundo lugar, ya que sólo había que utilizarla en algún cruce o tráfico puntual de la línea de ruta que se habían marcado. Especialmente para realizar el referéndum de independencia, ya que se trataba de un peldaño imprescindible en su camino para el objetivo de la secesión, y al tenerlo de materializar masivamente y en centros públicos se iban a encontrar con la oposición de la fuerza legítima del Estado", dice el auto.

La justificación de las cargas policiales del 1-O

La resolución, entre colleja y colleja al tribunal alemán, también aprovecha para justificar las cargas policiales del 1 de octubre. Hasta el punto que acaba girando los hechos.

Los magistrados destacan al respecto del 1-O que el gobierno español desplazó a Catalunya a unos 6.000 agentes que tenían la obligación de que se cumplieran las sentencias y resoluciones del Tribunal Constitucional, prohibiendo la declaración de un referéndum declarado inconstitucional. No obstante, a pesar de todas las advertencias de los tribunales y de las autoridades gubernativas, "los protagonistas del Procés prosiguieron con su hoja de ruta e indujeron a unos dos millones de personas a que salieran a la calle para votar ilegalmente". El resultado fue que, como era "totalmente previsible e inevitable", hubo violencia y más de cien enfrentamientos físicos entre personas que fueron a votar y la policía.

El auto analiza la intensidad de la violencia y la valoración de este aspecto que realiza el tribunal alemán que conoce de la euroorden de Puigdemont, ya que estimó que este grado de violencia no fue suficiente para que el gobierno español se hubiera visto obligado a rendirse a las demandas de los insurgentes al no resultar lo suficiente para doblegar la voluntad del Estado.

El Supremo destaca al respecto que los 6.000 agentes que se utilizaron para impedir el referéndum resultaron ostensiblemente superados por los dos millones de votantes, y prueba de eso es que "la consulta acabó realizando (sin las mínimas garantías, eso sí) y que los procesados siguieron con su hoja de ruta secesionista y acabaron declarando la independencia de Catalunya". Añade que "si hubiera intervenido un número suficientemente grande de policías es muy probable que todo acabara en una masacre y entonces sí sería muy factible que el resultado de la euroorden fuera muy diferente".