La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha inadmitido a trámite la querella por prevaricación presentada por el exmosso Josep Asensio i Serqueda contra la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela por haber dictado el auto en que se declaró competente para instruir la causa por rebelión contra los exmiembros del Gobierno catalán y un segundo auto en el que acordó la prisión sin fianza de ocho exconsellers.

Según indica en un auto el alto tribunal, los hechos objeto de la querella no son constitutivos de ilícito penal alguno, y además subraya que la calificación como prevaricadora de la actuación de la juez Lamela que hace el querellante es gratuita.

La sala, en auto, del que ha sido ponente el magistrado Luciano Varela, se refiere a supuestos argumentos de autoridad que el querellante esgrime, en concreto un manifiesto de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia, así como la opinión de un grupo de profesores universitarios.

Sobre el primero, el auto señala que "no es posible reconocer sin más la supuesta autoridad jurídica de quienes emiten tal comunicado como representantes de aquella asociación", y además "no consta que, al emitir esa opinión, tan respetable como refutable, sus autores mantengan respecto del objeto procesal, no ya la autoridad jurídica, sino la indiscutible proximidad que tiene la ahora querellada como juez" receptora en este caso de la querella del fiscal general del Estado, y por esa razón con acceso a la totalidad de la información para tomar la decisión sobre su admisión.

En cuanto a la opinión de profesores universitarios, el auto de la Sala II resalta la flexibilidad interpretativa y el pluralismo en el pensamiento de los estudiosos que afortunadamente caracteriza al ámbito universitario.

Y, con carácter general, el auto destaca que "las decisiones jurisdiccionales, sin perder un ápice de criticabilidad, no deben ser nunca tributarias de un despliegue plebiscitario", que considera, por otra parte, en el origen de funestas experiencias históricas, entre las que cita acontecimientos en Galway (Irlanda) y Virginia.