La inauguración de los Juegos del Mediterráneo, que tuvo lugar el viernes en el estadio del Gimnástico de Tarragona con la polémica presencia del Rey Felipe VI y el presidente de la Generalitat, Quim Torra ha dejado para la historia una serie de aspectos negativos, empezando por la frialdad institucional y continuada por la actitud de un público que no llenó, ni mucho menos, el estadio tarraconense.

La contundente pitada al presidente de la Generalitat, lamentada por el alcalde del PSC, Josep Fèlix Ballesteros, tendría su explicación, tal como han señalado los consellers Elsa Artadi y Ernest Maragall, en la "selección del público", mayoritariamente españolista. De hecho, en declaraciones al Vía Liure de Rac1, la consellera de presidencia ha asegurado que el público de la inauguración estaba "sorprendentemente seleccionado", especialmente cuando el Govern, "desde la Secretaría General del Deporte, pedimos entradas para compromisos y nos dijeron que no quedaban".

Minutos después y en el mismo espacio radiofónico, el alcalde de Tarragona ha negado que hubiera ninguna selección del público, ya que con el sistema de venta a través de la empresa Ticketmaster, "eso es materialmente imposible", y ha justificado los millares de asientos vacíos asegurando que "se trataba de asientos reservados a los deportistas y a las federaciones internacionales", insistiendo en que "todas las entradas estaban vendidas" y que "la Generalitat tuvo todas las entradas que pidió con tiempo".

A los pitidos al president de la Generalitat, que no gustaron nadie, tampoco a Ballesteros, se sumaron los dirigidos contra la representación deportiva de Kosovo, estado que España se resiste a reconocer, en contra de lo que ya han hecho a la mayoría de países europeos.

Ausencia de castellers

Otro de los puntos críticos de la ceremonia fue la ausencia de referencias catalanas o tarraconenses, un extremo sobre el cual Artadi ha afirmado que "no se hizo bastante justicia a la historia y cultura de Tarragona, ya que parecía que fuera de cualquier otra ciudad mediterránea". A su vez, Ballesteros ha querido quitar hierro a la situación asegurando que sí que había, de "referencias tarraconenses", en especial a su pasado romano.

Ahora bien, lo que quedó como un despropósito fue la participación de grallers sin uno de los principales símbolos de la cultura catalana y específicamente tarraconense, los castellers. En este sentido, Ballesteros ha informado de que "las colles castelleres declinaron participar", señalando que, en todo caso, "también prefirieron no participar en los Juegos Olímpicos".

Las federaciones catalanas, ignoradas

Además, a pesar de las explicaciones del alcalde Ballesteros, la forma en que se repartieron las invitaciones y entradas también ha provocado quejas en el seno de las federaciones deportivas catalanas. Gerard Esteva, presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Catalunya, también en declaraciones al Via Lliure de Rac1, ha asegurado que ni los clubes ni las federaciones habían recibido ninguna invitación, hecho ante el que "enviamos una carta al alcalde para comentarle que no se ha enviado ninguna invitación a las Federaciones catalanas ni a los clubes ".

"No recibimos respuesta", ha añadido Esteva, que señaló que días más tarde, en un acto en que coincidió con Ballesteros, "le dije al alcalde que le habíamos enviado una carta". La respuesta fue que "se miraría con cariño la carta" pero que, a la hora de la verdad, los clubes y federaciones también quedaron fuera de una inauguración con miles de asientos vacíos y una sospechosa presencia de público españolista.