El verano no da tregua en desbandada de Ciudadanos. Este lunes ha sido una de las figuras claves de la formación durante su etapa de éxito, Ignacio Aguado, quien ha anunciado su marcha. Después de las elecciones autonómicas de 2019, en los que los naranjas acabaron en tercera posición, el madrileño llegó a establecerse como vicepresidente, consejero de Deportes y Transparencia, y portavoz del gobierno de la Comunidad de Madrid, además de diputado a la Asamblea autonómica. Ahora bien, el fracaso a los comicios del año pasado, en el que Ciudadanos perdió a todos sus representantes, también significó la caída de Aguado de la política madrileña.

Después de aquellas elecciones, Aguado hacía público que dejaba cualquier cargo al partido y rechazaba organizar la convención nacional de Ciudadanos. Y hoy, en un comunicado que ha compartido en Twitter, ya ha informado sobre su marcha. "Un año y medio después de haber dejado todos mis cargos al partido, me doy de baja como afiliado con una enorme pena, pero también con la cabeza alta y el agradecimiento infinito a todos los compañeros y votantes que confiaron en mí", ha dicho. "Mi paso por Ciudadanos acaba hoy, pero mi amor por España y el mío empuja para dejar a mi hijo un país de ciudadanos libres e iguales seguirán vivos para siempre".

Duras críticas contra Arrimadas

Ahora bien, la parte más interesante de esta carta llega antes. Y es que el madrileño explica qué lo ha llevado a dejar la formación naranja que, además, se encuentra en plena refundación para intentar evitar una muerte anunciada. En el texto, Aguado recuerda que, hace ya dos meses, solicitó públicamente "la dimisión de toda la ejecutiva nacional de Ciudadanos y la convocatoria de un congreso extraordinario". La razón, claro está, son los pésimos resultados a Andalucía, donde los liberales también se quedaron sin representación, y que para Aguado significaban la gota que tiraba el vaso después de Madrid, Catalunya y Castilla y León.

El líder naranja en la región meridional, Juan Marín, anunciaba la misma noche electoral que dejaba todos sus cargos. Por el contrario, la líder nacional, Inés Arrimadas, no seguía los mismos pasos y, en cambio, informaba de que ella misma conduciría la refundación de Ciudadanos, con un nuevo nombre y color. Al comunicado, Aguado carga contra la decisión. Según él, había motivos "más que suficientes" para la dimisión de la ejecutiva y un nuevo congreso. "Sin embargo, ninguna de las dos cosas se ha producido. Más al contrario, la dirección del partido ha decidido emprender una huida hacia adelante, que no comparto, disfrazada de una refundación en la cual no creo".

Insiste en este punto, advirtiendo que los problemas de Ciudadanos no son ni sus ideas ni sus principios, sino la ausencia total de estrategia, el desgaste de la marca y la falta de un liderazgo capaz de volver a ilusionar a los votantes", por lo que rechaza la propuesta de renovar el partido. Sin embargo, incluso suponiendo que esta fuera necesaria, Aguado asegura que tendría que ser impulsada por una nueva ejecutiva, y no la de Arrimadas, "que hace tres años que encadena un fracaso electoral detrás del otro". Finalmente, sin embargo, el madrileño lamenta que su petición no ha sido escuchada. "Y lo siento de verdad", reconoce.

La dirección, despreocupada

El portavoz del partido, Edmundo Bal, ya se ha pronunciado sobre el anuncio. Y lo ha hecho para admitir que la marcha de Aguado "es relevante", pero ha insistido en que desde hacía un año no estaba relacionado con la política. "Como afiliado, ha tenido todas las oportunidades de transmitir sus opiniones a la dirección del partido. Lo ha hecho, se han leído y se han considerado". Ahora bien, ha quitado hierro al asunto, avisando de que sus reclamos no han sido compartidos ni por él mismo ni por el resto de líderes, y que si rompe el carné "pierde la oportunidad" de seguir expresando sus discrepancias.