Desde Bruselas, una semana después de la entrada de miles de migrantes en Ceuta, Pedro Sánchez ha dirigido un nuevo mensaje a las autoridades de Marruecos. Antes de entrar en la cumbre, en una breve declaración ante la prensa sin preguntas, el presidente del Gobierno ha reclamado a Rabat "respeto" a las fronteras españolas y europeas. Y ha aprovechado para agradecer la respuesta "contundente y firme" de "todas las instituciones europeas", desde el Parlamento Europeo hasta la Comisión Europea.

En su declaración a los medios de comunicación, Sánchez ha querido agradecer "la solidaridad y la respuesta contundente y términos de las instituciones europeas" ante una "crisis sin precedente en los últimos años entre la Unión Europea y Marruecos". En este sentido, ha defendido que las autoridades marroquíes no tienen "mejor mí mayor aliado" dentro del bloque comunitario que España para defender sus "intereses estratégicos". Ahora bien, ha avisado que la relación debe "fundamentarse" en dos principios: la "confianza" y el "respeto a las fronteras de Europa y España" en las ciudades de Ceuta y Melilla.

Marruecos acusa a España

En una entrevista en la emisora francesa Europa1, el ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Bourita, no ha aflojado y ha acusado a España de "crear" la crisis abierta y de enfangar a Europa con esta decisión. "España no consultó a Europa antes de tomar decisiones que afectan a los intereses de Marruecos. España no consultó Europa antes de incumplir los criterios Schengen para aceptar la entrada fraudulenta de una persona buscada por la justicia española. España ha creado una crisis y quiere ahora que lo asuma Europa", ha afirmado.

El avión de Minsk

Por otra parte, el presidente del Gobierno ha denunciado el incidente ayer por parte del "régimen bielorruso", que forzó el aterrizaje de un vuelo entre Grecia y Ucrania para detener a un periodista opositor. Este tema formará parte de los temas que abordarán a los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, y Sánchez ha defendido la vía de las "sanciones". Desde La Moncloa lo califican como "absolutamente intolerable" e "inaceptable". Entre las sanciones que sopesa Bruselas hay restricciones en el espacio aéreo de vuelos operados por Bielorrusia y también impulsar una investigación sobre los hechos.