Pedro Sánchez se enroca como líder del PSOE. Ante la huida en masa de 17 miembros de la ejecutiva socialista a lo largo de este miércoles, el secretario de organización y número tres del secretario general, César Luena, se ha valido de los estatutos del partido para no disolver la comisión ejecutiva y evitar la dimisión de Sánchez. "En virtud del artículo 36.0, el único órgano competente para disolver otro órgano es la ejecutiva federal. La dimisión de la mitad más uno sólo prevé que el comité federal deberá convocar un congreso extraordinario para elegir otra ejecutiva", sentenció.

Luena ha indicado que la ejecutiva se reunirá mañana jueves sin los dimitidos para convocar el comité federal –podría servir el de sábado–, donde se decidiría un congreso extraordinario, orientado a llenar las vacantes que faltan. En este encuentro la militancia decidiría los nuevos miembros, como el secretario de organización ha defendido. "Cumpliremos y haremos cumplir las normas del partido, lo más importante es que se garantice la voz y el voto de los militantes", ha cerrado. "No caben atajos ni artimañas, ni golpes (...), para representar al PSOE no nos podemos esconder de ellos y temerlos, o intentar que no hablen", denunció.

Con este gesto, Sánchez mantiene el pulso con los dimisionarios y los barones críticos que preveían otra hoja de ruta. Según Luena, habría quien quisiera que el control del PSOE fuera tomado por un gestora "no sabemos con qué fines políticos. Es muy grave", sugirió. En el esquema de los críticos la idea podría haber sido reunir al comité de garantías para validar las dimisiones, más tarde una gestora y ésta convocar un congreso federal. El rumor es que una gestora podría haber facilitado, en el impasse mientras escogía una nueva ejecutiva, la abstención ante el pacto entre PP y C's.

A todos los efectos, las dimisiones buscaban evitar que el sábado se sometiera a votación –y ésta fuera superada– la propuesta de Sánchez de celebrar primarias el 23 de octubre y más tarde un congreso federal en diciembre. El propio secretario general había indicado que aunque perdiera la votación, no pensaba dimitir. Incluso, se mostraba seguro de que no la perdería y saldría adelante su estrategia para quienes piensan diferente del 'no' sin cesiones a Mariano Rajoy, se retractaran. "El PSOE debe tener una sola voz", dijo en su momento, y Luena la ha repetido en Ferraz.

Los críticos quieren que se disuelva la ejecutiva

Antonio Pradas, hasta ahora responsable de Política Federal del PSOE y uno de los dimisionarios, ha acudido a la sede socialista de Ferraz y no le han dejado entrar. Iba a exigirle a la dirección que tras la renuncia de 17 de sus miembros debía disolverse. Pradas argumenta que debe reunirse a la comisión de garantías para redactar un dictamen sobre los efectos de las dimisiones producidas.

El exmiembro del órgano ve una "absoluta arbitrariedad" que mañana se reúna a la ejecutiva, "porque este órgano no tiene ninguna legitimidad para tomar decisiones". Algunos de los críticos como Pradas consideran que Luena "no es ya el secretario de organización", y le llaman el "compañero Luena".