El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha bromeado este lunes con la figura del coordinador del mecanismo de verificación internacional, durante el acto de presentación de su nuevo libro, Tierra Firme. El presentador del acto era Jorge Javier Vázquez, quien, con tono socarrón, ha opinado que si el líder socialista tuviera que participar en un programa de televisión, lo tendría que hacer en 'Supervivientes', en referencia a la capacidad de Sánchez de sobrevivir a tantos embates a lo largo de su carrera política. "¿Dónde lo grabáis? ¿En Honduras?", ha preguntado el presidente del Gobierno, para rematar: "Mejor lo hacéis en El Salvador, como tenemos un mediador..."

No ha sido la única broma que se ha hecho durante este acto de presentación del nuevo libro del presidente del Gobierno. Hace años, cuando Pedro Sánchez no ostentaba ningún cargo de alta responsabilidad como en la actualidad, había publicado en su cuenta de Twitter algunos tuits que, hoy día, sacadas de contexto, generan carcajadas entre los actuales usuarios de esta red social, como la mítica "Con mis colegas en el restaurante luna rosa, comiendo una pizza cojonuda". Este lunes ha sido preguntado si recomendaría al ministro Óscar Puente dejar en manos de un 'Community Manager' sus redes sociales, después de la polémica por haber bloqueado en esta red al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Sánchez ha presumido de haber hecho dos aciertos en su vida: "Dejar de fumar hace más de 20 años, y ya hace más de 10 dejar mis redes sociales en manos de un Community Manager".

Además, el presidente español ha asegurado que ya hacía tiempo que intentaba que Óscar Puente se incorporara al Consejo de Ministros. No lo ha hecho hasta que, pasadas las elecciones del 28-M, PP y Vox le quitaron la alcaldía de la ciudad de Valladolid. "Así que gracias, Óscar", ha añadido.

 

Sánchez ha llegado a la presentación de este libro entre abucheos. Decenas de manifestantes le esperaban a las puertas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y le han dicho "sinvergüenza" e "hijo de puta", entre otros insultos. Una vez dentro, ha reivindicado la amnistía como un importante grano de arena para "superar" el conflicto político entre Catalunya y España. Y ha abogado para dejar de hablar sobre las "necesidades" —la aritmética parlamentaria que le hace depender de Junts y ERC— y hablar más de las "virtudes": "extraer lecciones" del 2017.

Sánchez ha señalado, también, que no es comparable la amnistía de 1977 con la que —todo indica— se acabará aprobando a principios de 2024. Sí que ha dicho, sin embargo, que una ley que repare la persecución judicial a independentistas es positiva porque da pasos en la "superación" de un conflicto político entre Catalunya y España. Ha vuelto a defender, también, que la amnistía no es ninguna "cuestión de fe" porque los indultos ya han funcionado como conejito de indias. Y es más, ha reivindicado que la amnistía contará con el apoyo de 178 diputados de la cámara española; no como los indultos, que es una medida que concede el ejecutivo sin necesidad de que pase por la cámara baja.