Un pequeño equipo de voluntarios instalado durante tres días en el Palau de la Generalitat se encargó de activar el último golpe de efecto del 1 de Octubre: el censo universal. ElNacional.cat ha recogido el relato de los hechos de aquel episodio, a través de uno de sus protagonistas. Estos acontecimientos se concentran entre el viernes y el domingo por la noche, cuando un grupo de informáticos se encargaron de habilitar el sistema, ponerlo en marcha y rechazar los ataques que intentaban tumbarlo. Todo ello mientras la vigilancia policial sobrevolaba constantemente el Palau.

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El 1 de Octubre 5 años después: el día en que el pueblo doblegó al Estado

Andreu no es el nombre real del protagonista de este relato, tampoco es su voz. La historia de Andreu el 1 de Octubre empezó a principios de septiembre, cuando le contactó una persona de confianza para preguntarle si estaría dispuesto a colaborar en el recuento de votos. Se mostró dispuesto y la siguiente noticia no le llegó hasta el viernes 29 de septiembre, cuando recibió una llamada en el trabajo para comunicarle que alguien contactaría con él. Una persona que lo citó en un lugar emblemático de la ciudad. "En broma me dice que lleve el pijama", recuerda.

 

El equipo responsable del censo informático quedó concentrado en el Palau de la Generalitat. "En el mismo ascensor me explican que se está preparando un censo universal y me preguntan si sabría enviar miles de PDF de manera automática. Lo primero que me viene a la cabeza es decirles abiertamente que eso nos lo tumbarán a la primera de cambio", explica. Solo faltaban dos días para el 1 de Octubre cuando Andreu entró en la sala del Palau donde ya había una decena de personas que estaban preparando los detalles del programa del censo universal que se tendría que colgar en la nube. Paralelamente, se preparaban cartas para cada uno de los colegios electorales con las instrucciones de uso y los códigos de cada mesa.

Empezamos a crear cuentas de mails asociados a números de teléfonos extranjeros. Pero de golpe se nos corta la red y no tenemos manera de enviar mails

Aquel día, Andreu se marchó entre las 4 y las 5 de la mañana del Palau. El sábado lo volvieron a convocar. Se había decidido definitivamente aplicar el censo universal. "Se tienen que enviar los mails con los censos a todas las mesas, desde cuentas anónimas. Empezamos a crear cuentas de mails asociados a números de teléfonos extranjeros. Pero de golpe se nos corta la red y no tenemos manera de enviar mails", relata.

A medida que surgen los problemas, se buscan nuevos voluntarios para superarlos. Todo se mueve con rapidez. Solo quedan horas para empezar la votación. "Mientras estamos allí se llama a una persona y oigo que le dicen: 'Me han dicho que puedes montar una centralita telefónica, para unos 100. ¿Puedes venir ahora?'. Pim-pam, sin más preguntas, aquella persona aparece al cabo de un rato para montar la centralita en dos salas de otro piso", explica Andreu.

Aparece cuando ya se ha hecho oscuro una persona, con un abrigo largo. ¡De debajo del abrigo saca una antena parabólica! La montan en el terrado cuando el helicóptero está lejos

Las comunicaciones no iban bien y se cortan a menudo. "Hay nervios", admite el informático, antes de explicar uno de los episodios más surrealistas de la jornada: "También avisan a una persona, que aparecerá cuando ya se haga oscuro, con un abrigo largo. Es un hombre que recuerdo alto y grande, ¡de debajo del abrigo saca una antena parabólica! Y nos pide que le ayudemos. Entre unos cuantos la montamos en el terrado. Lo hacemos cuando se aleja el helicóptero que sobrevuela y que lleva un foco. Finalmente tira un cable. Va conectado a un aparato que trae él, y a su vez a una placa que encripta las comunicaciones. Milagrosamente, ya volvemos a tener red".

A lo largo del fin de semana, los miembros del Govern se presentaron en la sala en diferentes ocasiones para apoyar a los voluntarios. "Los saludo con estupefacción y uno de ellos nos dice una frase que nos puso la carne de gallina: 'El procés está en vuestras manos'", recuerda Andreu.

La noche del sábado fue muy larga, con pruebas del censo universal, ensayando diferentes direcciones IP. Algunos de los presentes aprovecharon un par de horas para descansar en una sala con sofás. Andreu admite que no pudo dormir, desbordado por la adrenalina y mareado por el ruido del helicóptero que durante toda la noche sobrevoló el Palau. Confiesa que esta fue la primera vez que pensó en el efecto que tendría si la policía entrara y los cogiera a todos los que estaban allí preparando el referéndum.

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Los informáticos apuntaban en una pizarra las IP alternativas para mantener en funcionamiento el censo universal

El domingo todo el mundo se puso en marcha de nuevo a las seis de la mañana. Todavía no se había anunciado que se activaría el censo universal. Había que preparar la formación para los que tendrían que atender a través del teléfono las dudas sobre el censo, y comprar más direcciones IP. A las 7 o las 8 de la mañana se incorporan a las salas habilitadas para responder las llamadas entre 60 y 100 voluntarios, con sus móviles, que se encargarán de responder a las llamadas que lleguen de las mesas. Estaban eufóricos y Andreu confiesa que aquella imagen "le recarga las pilas".

Finalmente, antes de empezar la jornada electoral, se anuncia el censo universal. Inmediatamente, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aparece en la televisión diciendo que lo han desarticulado. Empiezan las llamadas. Y empieza el reparto de IP alternativas, que se irán enganchando en una pizarra de la sala, tal y como recogen las fotografías que acompañan esta información. "El sistema informático funciona perfectamente", celebra.

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Las IP se iban añadiendo en la pizarra a medida que caían

"La mañana es bastante estresante, sobre todo por los vídeos que nos llegan, y vamos resolviendo las incidencias que podemos. Se cortan las comunicaciones de muchos colegios y nosotros poca cosa podemos hacer más que decirles que no se conecten por los wifis y el famoso modo avión para poder dejar que la gente de la mesa se conecte".

Nos llega que las IP se están publicando en Forocoches y eso hace que mucha gente nos ataque a la vez

Desde los ordenadores pueden monitorizar el número de personas que han votado. Pero las IP alternativas se empiezan a agotar, a raíz de los ataques, de manera más rápida cada vez. Sigue la compra de IP que se van suministrando a las personas que atienden a las llamadas de los colegios. Se producen también cortes en el acceso a un proveedor de servicios de la nube donde están las IP, y microcortes. Los problemas se multiplican: "Nos llega que las IP se están publicando en Forocoches y eso hace que mucha gente nos ataque a la vez".

Momento para votar

Los voluntarios pudieron aprovechar cuando a media tarde el proceso funcionó con más agilidad para salir a votar a un colegio próximo. Allí también se encontraron con uno de los múltiples incidentes que se registraron a lo largo de la jornada, cuando los presentes en el colegio electoral detectaron un par de "personas sospechosas". De repente, se encontraron encerrados dentro del colegio. "La gente de dentro está asustada y, fuera, hay una multitud. Es una calle estrecha", explica.

A pesar de la tensión del momento, la situación también dio cabida para una anécdota cuando, dado que aquel no era el colegio que les corresponde, les envían a votar a una mesa donde está habilitado el censo universal, "en una que no les iba": "Les preguntamos qué les pasa y si han llamado. Nos dicen que ya han llamado un montón a veces, que han ido cambiando de IP y que ahora se les había parado. Se les ve muy cansados. Les preguntamos si lo podemos mirar y el compañero se lo arregla en un momento. La persona de la mesa pone cara de sorpresa y mi compañero le dice en voz baja: 'Soy el padre de la criatura', y la cara de la persona es de todavía más sorpresa".

Hacia las 7 de la noche se pone encima de la mesa la posibilidad de alargar la votación, pero se desestima la idea. A las ocho de la noche, se cierran los colegios. Empieza el último momento delicado de la jornada y lo que mantiene más preocupados a los responsables del referéndum, el recuento. De eso se encarga otro equipo. "El censo universal ha funcionado a pesar de las trabas", explica, no sin cierto orgullo.

Y, de repente, acaba la trepidante jornada en el Palau: "Destruimos todos los papeles y todo el material sensible. Nos vamos en grupo por si nos están esperando. A mí me recogen en coche en una ubicación próxima, y volviendo a casa sólo hago que ver furgones de la policía por todas partes. Lo que ha pasado hoy no lo olvidaré nunca. La sensación es de victoria amarga. Entre todos, hemos hecho algo muy grande".