El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha advertido este miércoles en una intervención en el Parlamento Europeo que el fascismo tiene que quedar fuera del debate de los límites de la libertad de expresión. "El fascismo no es opinión, es delito", ha indicado.

El eurodiputado ha hecho la reflexión después de que ayer el candidato del partido ultra Vox, Ignacio Garriga, participara por primera vez en el debate electoral de las elecciones catalanas en TV3, con intervenciones apocalípticas.

Puigdemont ha hecho la reflexión esta tarde en un debate sobre si se tienen que regular las redes sociales. El president ha admitido que esta es una discusión que "se ha puesto de moda". Pero ha apuntado a que entonces aparece el problema de "quién vigila al vigilante". Según el eurodiputado, la censura en las redes sociales es un terreno peligroso, "y no se justifica, fuera de casos excepcionales", entre los que ha situado el fascismo.

El president ha pedido ir con cuidado a la hora de establecer normativas para regular las redes sociales. "¿Quién nos puede asegurar que las reglas que se creen no se usarán mañana contra las minorías? Las redes sociales han sido un foro de debate y de libertad de expresión que muchas veces han cuestionado la narrativa oficial, que los grandes poderes económicos y políticos han intentado imponer. Es un progreso social para los ciudadanos. La libertad de expresión es un derecho humano y se tiene que defender como tal", ha añadido.

Puigdemont reclamó ayer también en el Parlamento Europeo la dimisión del alto representante de la UE, Josep Borrell, por considerar que no puede aportar la voz fuerte en la defensa de los derechos humanos que la UE necesita. "Señor Borrell, por favor, haga un Borrellexit", le reclamó.

El responsable de la política exterior de la UE comparecía en la Eurocámara después de la situación que tuvo que vivir en Moscú el viernes pasado en el marco de un viaje oficial en que pidió la libertad del líder opositor Alexéi Navalni. En una rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, este contestó echándole en cara situaciones que se producen en la UE, como excesos policiales o la existencia de presos políticos y exiliados en España.

Puigdemont, que advirtió a Borrell que tendría que haber corregido a Lavrov, le dijo que no había tres sino nueve presos políticos en Catalunya y que están condenados a penas de entre 9 y 13 años de prisión. Insistió en reprochar en la UE la "doble vara de medir que mina su credibilidad". "La UE no puede ir por todo el mundo recomendando recetas que no se aplica a sí misma", advirtió.