El president, Carles Puigdemont, ha decidido finalmente hacer marcha atrás con la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones anticipadas ante la negativa del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy a frenar las medidas del artículo 155 de la Constitución para intervenir el autogobierno de Catalunya. "Corresponde al Parlament proceder con aquello que la mayoría parlamentaría determinación en relación a las consecuencias de la aplicación contra Catalunya del artículo 155", ha asegurado.

Puigdemont lo ha anunciado desde la galería gótica del palau de la Generalitat en una comparecencia que ha empezado asegurando que como president tenía la responsabilidad de agotar todas las vías para encontrar una solución dialogada y pactada en un conflicto que es político y de naturaleza democrática.

"Nadie podrá reprochar, nadie tiene derecho a reprochar a la parte catalana falta de voluntad de diálogo y de hacer política, nadie podrá decir que no he estado dispuesto a sacrificios para dar todas las posibilidades al diálogo. Nadie", ha asegurado.

El president ha comparecido cinco horas después de la hora inicialmente prevista, después que la negativa de Rajoy a desactivar el artículo 155, lo ha obligado a hacerse atrás en la voluntad inicial de convocar elecciones.

"Saben que he estado dispuesto a convocar estas elecciones siempre y cuando se dieran unas garantías de absoluta normalidad. No hay ninguna de estas garantías que justifiquen hoy la convocatoria de elecciones en el Parlament", ha asegurado.

Cuando el president ha llegado a este punto de su explicación desde la galería gótica se han oído los gritos de alegría de los jóvenes concentrados en la plaza de Sant Jaume.

Desde la primera fila, seguía la intervención a los consellers de Presidència, Jordi Turull, Interior, Joaquim Forn, y Territori, Josep Rull.

El president ha asegurado que su deber era intentarlo para evitar el impacto sobre las instituciones catalanes del artículo 155 tal como se aprobó en el consejo de ministros. Ha asegurado que se trata de una aplicación "fuera de la ley, abusiva e injusta, que buscar erradicar no sólo el independentismo sino toda la tradición del catalanismo que nos ha traído hasta aquí".

"No acepto estas medidas, por injustas y porque esconden, casi sin disimular la intención vengativa de un Estado que se vio derrotado el día de 1 de octubre", ha remachado.

Puigdemont ha denunciado que el Estado tampoco tiene la intención de parar la represión, ni asegurar unas condiciones de ausencia de violencia para que se pudieran celebrar unas posibles elecciones, aunque ha intentado conseguir estas garantías.

Ha asegurado que había obrado de acuerdo con su responsabilidad y con el sentimiento de diferentes opciones que lo han planteado. "Pero eso no ha tenido, una vez más, una respuesta responsable por parte del PP que ha aprovechado esta opción para añadir tensión en un momento en que hacen falta distensión y diálogo", ha reprochado.

El president ha lamentado que los hechos demuestran que la responsabilidad sólo se les exige -y presiona- a unos, "mientras a los otros se les permite su absoluta irresponsabilidad". "Es la lógica de una política hecha en base a la lógica del a por ellos, en vez de una basada con con ellos", ha lamentado.

El president no ha escondido la dificultad del momento y ha hecho un llamamiento a la serenidad. "La sociedad catalana, movilizada, nos ha traído hasta aquí a base de participación, compromiso y serenidad, también de responsabilidad. He intentado tener este mismo compromiso y serenidad. Cada uno su responsabilidad, la mía, como president era agotar hasta el final todas las opciones que yo tenía", ha asegurado después de reiterar que en todo momento ha militado en la paz y el civismo.

"Hace falta que estas horas que se nos presentan, el compromiso con la paz y el civismo se mantenga más tenso que nunca. Sólo de esta manera podremos acabar ganando", ha asegurado.