Como dice el refrán: a la tercera, va la vencida. Pero esta vez será sólo de forma suspensiva. Mariano Rajoy ha subido este miércoles a la tribuna del Congreso para pedir la confianza de una Cámara con la atención puesta en la presencia del exsecretario general socialista Pedro Sánchez. Rajoy no ha pronunciado un discurso orientado –sólo– a exponer los objetivos de la legislatura. Era en realidad una advertencia velada al PSOE de que España "pide un gobierno con estabilidad, que pueda gobernar" sin incertidumbre política. Y un Estado, también que combata lo que define como el "desafío" independentista en Catalunya.

"No podemos estar indefinidamente en funciones, no conviene a nadie, acaba lesionando a los intereses de todos. No podemos convocar elecciones cada seis meses", advertía Rajoy ante el reto que tiene por delante. El líder del Partido Popular ha rememorado las actuaciones de su mandato, como sería el hecho de haber creado más de "medio millón" de puestos de trabajo al año y la permisividad de Bruselas ante la inestabilidad política. Aunque "todo tiene un límite", amenazaba el presidente, y la confianza de los mercados, también, como ha recordado en su objetivo de consolidar el crecimiento económico.

Consciente de que enfrenta un reto sin ningún pacto de Estado asegurado, Rajoy ha buscado en todo momento el tono conciliador con Ferraz. Ha pasado muy por encima de la resolución del comité federal y ni siquiera ha hecho una referencia a la posibilidad de que el Grupo Socialista se rompa por el sentido del voto, que es la abstención. Es ahí donde ha apelado al PSOE para una legislatura que sea "tranquilizadora y duradera". "Estaríamos engañando a los españoles diciendo que con un gobierno efímero es suficiente", les ha reprochado con un argumento de corte patriótico.

En un intento de lograr la estabilidad, el presidente ha puesto sobre la mesa tres ofertas: pensiones, educación y financiación autonómica. Así, se ha comprometido a la creación de una subcomisión parlamentaria que permita la elaboración de un acuerdo consensuado en seis meses. Sin embargo, la triple ofensiva se prefigura como un intercambio de cromos con el PSOE para los presupuestos de 2017. Como ha explicado, quiere convocar una conferencia de presidentes autonómicos en el Senado para encontrar una "diagnosis compartida" sobre la situación económica.

Rajoy ha exhibido las debilidades de la investidura sin ambages. Primero, ha afirmado que la suya era la alternativa de gobierno, "la única y razonable, como ha demostrado el tiempo", en alusión a los pactos alternativos que también suman aritméticamente. La segunda, que se estaba votando "no a elecciones", es decir, como si de una legislatura del mal menor se tratara. El tercero, que le harán falta "diálogo y cooperación", a los que no estaban acostumbrados en Moncloa en los años de mayoría absoluta. El objetivo es garantizar la "solidez, la gobernabilidad, la estabilidad" para los próximos cuatro años.

Un pacto económico para Catalunya

Pero si hay un tema llamado a unir las fuerzas "constitucionalistas" es el "desafío de Catalunya". Garantizar la soberanía nacional es para el  jefe del ejecutivo "la primera prioridad" de todo presidente, y la suya. "Nadie puede privar al pueblo español de su derecho exclusivo a decidir sobre su futuro y su territorio", ha afirmado. Entre risas de la bancada del PDECat, Rajoy ha afirmado que tenía disposición al diálogo y a la cooperación con la Generalitat de Catalunya. "Siempre he valorado su capacidad de acogida y dinamismo" ha reconocido de los catalanes.

El presidente ha sugerido, de forma muy velada, la posibilidad de revisar algún tipo de acuerdo económico con la Generalitat. "Estoy dispuesto a buscar fórmulas que acomoden mejor la solidaridad interterritorial, pero con respeto legalidad y derechos de todos los españoles", ha afirmado como insinuando que eso podría ser a cambio de que el president Carles Puigdemont, no convoque el referéndum.

La corrupción

La piedra en el zapato del nuevo gobierno será la inestabilidad. Ante el Partido Popular, la lacra de la corrupción será atentamente vigilada por Ciudadanos. "Hoy en España los ciudadanos pueden comprobar que no hay impunidad contra la corrupción" ha dicho entre ironías de algunos diputados de Podemos. Aquí ha hecho un guiño a C's, la única formación que le votará 'sí' mañana, además de Coalición Canaria. "Firmamos un pacto anticorrupción, como saben", ha recordado sobre el acuerdo de investidura con la formación naranja de Albert Rivera.

Y es en ese punto donde Rajoy no ha podido evitar sacar al parlamentario que lleva dentro para combatir a las críticas de algunos socialistas que le reprochaban la corrupción. "Nadie puede hablar de infalibilidad en este tema", ha explicado en una alusión muy velada a los casos de los ERE en Andalucía, u otros escándalos de corrupción donde se han visto involucrados sus rivales del PSOE en la historia reciente española. Y también, en alusión al PP, un reconocimiento que es poco habitual en el presidente en funciones, que el sábado revalidará en el cargo.