Donald Trump ha vuelto a sacudir la escena internacional con un ataque directo contra Irán que ha dejado al mundo con el aliento contenido. La maniobra militar, justificada por la Casa Blanca como una acción "preventiva y necesaria", ha generado un terremoto diplomático e informativo de alcance global. En una comparecencia solemne, Trump ha aparecido junto al senador J.D. Vance, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, intentando transmitir una imagen de fuerza y liderazgo en medio del ruido de misiles y las sombras de una nueva escalada. Este lunes por la mañana, las portadas del mundo hablan todas con una sola voz: alarma. Desde la prensa más conservadora hasta los diarios más progresistas, existe una inusual unidad en el diagnóstico: la tensión ha subido de repente y la foto que preside las primeras planas es prácticamente idéntica en todas partes. Trump, Vance, Rubio y Hegseth ante los focos, convertidos en símbolo de un momento cargado de incertidumbre. Los titulares no dejan margen a la duda: la prensa, tan diversa como a menudo dividida, hoy comparte la misma inquietud.
"Guerra abierta de Trump contra Irán", titula el ABC, "Trump bombardea a los ayatolás", indica El Mundo, "Trump, en guerra con Irán", dice El País, "Trump entra en guerra", se puede leer en La Vanguardia y "Trump entra en la guerra e Irán busca el apoyo de Putin", titula El Periódico. La alarma, este lunes, no solo se puede percibir en las portadas de la prensa de papel, y es que también hoy, los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se reúnen en Bruselas en una sesión de urgencia para analizar la intervención militar de Estados Unidos contra Irán. La convocatoria llega después de que el presidente estadounidense anunciara de madrugada que Washington había atacado tres centros nucleares iraníes, en una operación que ha vuelto a encender las alarmas internacionales. La ofensiva estadounidense contra Irán amenaza con monopolizar el debate. Los bombardeos llegan menos de dos días después de un encuentro diplomático en Ginebra, donde los titulares de Exteriores de Reino Unido, Francia y Alemania, junto con la jefa de la diplomacia europea, se reunieron con el ministro iraní Abbas Araghchi para intentar desbloquear la situación. Las conversaciones, sin embargo, acabaron sin avances. La UE presionó para que se mantuvieran abiertas las vías diplomáticas con Washington, pero Irán se mostró reticente, avisando de que no se sentaría en ninguna mesa mientras continuasen los ataques israelíes sobre su aliado, Palestina. Mientras tanto, Irán ha declarado ante la ONU que serán sus fuerzas armadas las encargadas de decidir "el momento, la naturaleza y el alcance de la respuesta proporcional del país" a los ataques de Estados Unidos.
El otro gran protagonista de la jornada es Pedro Sánchez y, por una vez, no lo es por uno de los escándalos judiciales que lo rodean (o, al menos, no del todo). La gran mayoría de portadas de este lunes de verbena de San Juan destacan que el presidente del Gobierno ha anunciado que ha llegado a un acuerdo "muy positivo" con los socios de la OTAN para no gastar más del 2,1% del PIB en seguridad y defensa. Así, la cumbre de La Haya, que esta semana prevé aumentar el gasto de los socios al 5% de su PIB, incluirá al menos la excepción de España. Según Sánchez, el acuerdo está consensuado con todos los socios, permite a España garantizar el compromiso en defensa de las fronteras orientales y meridionales de Europa y permite mantener el estado del bienestar y la apuesta por la diplomacia y la cooperación internacional. Sánchez ha defendido que las fuerzas armadas españolas cumplirán con las capacidades pactadas y que lo harán con la financiación necesaria, siguiendo criterios técnicos. Ha recordado que cada estado miembro tiene condiciones económicas propias, y que eso puede afectar al porcentaje de gasto en relación con el PIB. Como ejemplo, ha señalado que hay países donde el sueldo de los militares triplica el de otros, o donde las mismas capacidades de defensa tienen un coste muy inferior. ¿Qué dicen el resto de portadas de este lunes?
