Si los datos de la última encuesta del Centre d'Estudios de Opinión de la Generalitat dijeran que la inmersión lingüística en la escuela o la enseñanza de la lengua catalana, así en general, es fuente de división, enfrentamiento y fractura social —las familias no se hablan, etcétera—, esta pieza sobre las portadas de los diarios de papel de Madrid y Barcelona sería facilísima. Pero los resultados de la encuesta son muy diferentes. El catalán en la escuela no genera mucha polémica entre la ciudadanía. El 76% de los encuestados está muy o más bien de acuerdo en la defensa de la inmersión lingüística. Vaya. Hasta ahora, el relato de los diarios de Madrid es el contrario —y así seguirá— y los diarios de Barcelona tienden a no molestar mucho con esa fabricación de que el castellano está en peligro, que las familias castellanohablantes sufren y tal pascual.

El día que dispones buenos datos para desmentirlo, solo un único diario las lleva en portada. Es El Punt Avui. En los diarios de Barcelona, este asunto quizás merecía mejor suerte, aunque siempre pueden excusarse diciendo que los datos del CEO no van con ellos sino con los diarios que venden la trola del "supremacismo" de la lengua catalana, etcétera. La Vanguardia, por ejemplo, prefiere tener en portada que la ley de educación vasca "dará autonomía a las escuelas" sobre la lengua, como haciendo guiño-guiño a los responsables educativos catalanes. La Generalitat hará lo mismo con el nuevo decreto curricular pero el periódico de la Diagonal, hasta ahora, lo explica diciendo que Educación quiere "eludir" las sentencias que imponen el 25% de castellano a la escuela. Por hacer lo mismo, el Gobierno vasco merece flores y el de la Generalitat, collejas. Tal vez La Vanguardia podría proponer en un próximo editorial que la consejería de Enseñanza vasca se haga cargo de administrar las escuelas catalanas. Es una idea.

Es muy interesante comparar las portadas de El País y La Razón. Mientras el diario del Grupo Planeta dice, granuja, que el PP "lleva hasta Bruselas" el "fraude" con los fondos europeos postpandemia —y así ha sido—, El País explica el final de esa historia: la Comisión Europea no ha hecho caso de las denuncias ni de los dirigentes del PP que han peregrinado a Bruselas para hacer aspavientos y visajes. No es complicado imaginar por qué La Razón solo explica la mitad de la historia. Lo que es increíble y ridículo es que intente hacerlo colar como periodismo.

El tema que tiene excitado y delirando al Trío de la Bencina es un informe de la Guardia Civil, filtrado al digital El Confidencial, que contiene conversaciones entre representantes del Ministerio del Interior, abogados de los presos de ETA dispersos en prisiones españolas, y de la entidad Sare, que desde hace años se afana y se mueve para que se aplique a aquellos presos la legislación penitenciaría ordinaria y así, entre otras cosas, puedan volver a prisiones del País Vasco. La derecha mediática lo presenta como un "trato de favor" y habla de "reuniones frecuentes", "información privilegiada" y "mundo proetarra", bla, bla, bla. Como sabes, ETA no actúa desde 2011, se desarmó en 2017 y disolvió en 2018. Uno de esos diarios se queja de que el contacto entre Interior y los representantes de los presos "incluye llamadas personales y mensajes de móvil directos". ¿Cómo van a ser las llamadas y mensajes? ¿"Impersonales" e "indirectos"? En fin. Solo el histerismo o la mala leche pueden explicar estas burradas a más no poder —fíjate en los títulos principales de ABC y El Mundo—, con un lenguaje y una narrativa que quieren transferir a la actualidad los peores años de sangre de la banda terrorista. Como la banda ya no existe y, por tanto, no hay atentados, se hace pasar por terroristas a los abogados y representantes de los presos, y por atentados las conversaciones entre ellos y los cargos de Interior. Pobre Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior. De las 11 condenas a España por ignorar denuncias de torturas a acusados de terrorismo, siete lo son por casos que dependían de Marlaska cuando era juez en el País Vasco. Y ahora se tiene señalado por  "protegerlos". El karma. Dicen que siempre vuelve.

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