Maravilla el uso del lenguaje que hace El Mundo en sus titulares para torcer, envenenar y ridiculizar la realidad. Qué horror. En pocos días agotarán el catálogo de tremendismos de la lengua castellana para pintar cada santo día un panorama más catastrófico, más estresante, más hiriente. Hoy dice que Pedro Sánchez "agita" una reforma del sistema de investidura del presidente del gobierno español para esconder su "incapacidad para negociar", como queriendo decir que el candidato socialista no sabe más que hacer trampas de tahúr para disfrazar su incompetencia.

De la misma manera, presenta el acuerdo entre PSC y JxCat en la Diputación de Barcelona como un "pacto con los separatistas para gestionar mil millones". Es decir, como una reunión clandestina de mafiosos para repartirse el botín de sus extorsiones. El Mundo es así casi cada día, al menos en la información política.

La acción política de Sánchez o de los independentistas o de ____________ (ponga aquí lo que quiera) puede gustar nada, poco o mucho, claro que sí, pero interpretar a diario en forma de humillación y ofensa todo aquello que hacen unos y otros, sin acudir a la explicación de los hechos limpios y pelados, es más típico del panfletarismo de otras épocas y un insulto a la inteligencia de los lectores. Quizás podría llamarse periodismo skinhead o periodismo chequista. Este diario tiene una mirada enferma, cerril y tóxica sobre la realidad, que se expresa en tono grosero de un parte de guerra manchado de coñac barato. Sin ingenio ni maña, todo es descrito en términos obtusos e incendiarios. El cataclismo final se acerca. ¿Piensan sus portadistas que todo el mundo es así? Allá ellos.

Alguien pedirá pruebas de todo esto. Sólo hay que comparar los titulares del resto de diarios, de todos —salvo ABC, que hace días vive en un universo paralelo—, sobre los dos asuntos mencionados. Hoy es un buen día. No se trata de un asunto estético o de una querella de gustos, o de que esta pieza esté escrita en un tono parecido. La cuestión es qué contribución a la vida pública, ya bastante fracturada, hace este tipo de periodismo de mirada torcida, de cereal negro, de cuartel decimonónico, que no respeta los hechos y da voz a las interpretaciones más crispadas y extremistas. Si no quieren informar, al menos que no chillen.

Posdata: Buenísima la elección de la foto ("A mí que me registren") de El País para acompañar la información sobre la financiación ilegal de la Lega, el partido xeonófobo del viceprimer ministro italiano Matteo Salvini.

ME

EP

LV

EPC

EPA

AHORA

LR

ABC