Cada vez más cerca de ser oficial. El plenario del Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita (Montsià) ha aprobado el cambio de nombre del municipio, que pasará a llamarse La Ràpita. Todo después de que el alcalde, Josep Caparrós, decidiera cortar por lo sano a pesar del fracaso de la consulta popular sobre la cuestión celebrada el pasado 12 de octubre.

La propuesta de cambio de nombre ha recibido los votos a favor de los diez concejales del equipo de gobierno municipal (ERC) y de una concejala no adscrita. En cambio, los seis concejales de Junts, PSC y Més Ràpita han votado en contra. La cuestión es que leen el 73% de abstención de la mencionada consulta como un desinterés general de la población por el debate sobre el topónimo y han reprochado al ejecutivo municipal que haya empezado a cambiar los logos oficiales con el nombre de La Ràpita antes de la votación celebrada este viernes.

A la espera del DOGC

A pesar de la aprobación en el plenario, el cambio de nombre todavía no es oficial: habrá que esperar en su publicación al Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC). Concretamente, una vez superado el periodo de exposición pública, la Generalitat recibirá el expediente y será publicado en el DOGC. Entonces, La Ràpita será el nombre oficial de la población.

Para la consulta popular sobre el cambio de nombre, todos los grupos municipales acordaron que la opción ganadora tenía que superar el 20% del censo para que fuera vinculante. Una cifra a la cual no se llegó por la fuerte abstención: la opción de La Ràpita alcanzó solo el 18,03% del censo (2.246 votos), ya que únicamente 3.324 personas participaron en la votación. Es decir, tan solo un 26,7% del censo de 12.458 electores salió a votar.

Una consulta popular no es vinculante

Igualmente, Caparrós decidió sacar adelante la modificación porque cuenta con la mayoría suficiente para hacerlo y, además, por la legitimidad del proceso democrático y del resultado. A pesar del acuerdo en torno a la necesidad de que la opción superara el 20% de los votos para ser vinculante, el alcalde señaló que la consulta, "como consulta popular no puede ser nunca vinculante". Y concretó que el pacto era que "si se llegaba al 20% en una de las dos opciones, el resultado se implementaba directa y obligatoriamente". "Sabéis que La Ràpita ha alcanzado el 18% y, por lo tanto, ahora es potestad del plenario valorar y acatar el resultado de la consulta", concluyó.

"Así es como tenemos que proceder y no valen reinterpretaciones de las reglas del juego una vez acabado el partido, ni sirven excusas para deslegitimar el resultado, ni es democrático escudarse en la gente que no votó y, sobre todo, no es democrático menospreciar la decisión de la gente rapitenca, evidentemente de los votantes, pero también de los no votantes, porque libremente decidieron no participar", añadió.

 

Imagen principal: Un logotipo de La Ràpita en la pared del salón de plenos del ayuntamiento / ACN