El presidente español, Pedro Sánchez, ha protagonizado una monumental pifia en el homenaje al poeta Antonio Machado, en el 80º aniversario de su muerte. En la ofrenda floral en la tumba del poeta andaluz, en el cementerio de Cotlliure, el presidente español ha ofrecido una corona decorada con la bandera monárquica española, la rojigualda, la enseña de los perseguidores de Machado, ferviente republicano que se exiló por temor a las represalias de los que llevaban la bandera bicolor. La tumba de Machado suele estar cubierta, justamente, por una bandera republicana.

Antonio Machado (1875-1939) fue alumno de la progresista Institución Libre de Enseñanza y siempre mantuvo los ideales de esta. Se sintió muy feliz con la proclamación de la república. De hecho, fue él quien colgó la bandera republicana en el Ayuntamiento de Soria, el 14 de abril de 1931. Lo recordaba en sus libros: "¡Aquellas horas, Dios mío, tejidas todas ellas con el más puro lino de la esperanza, cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia! [...] Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra república de la mano".

Machado participó en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la República, celebrado en València en 1937. Colaboró con diferentes iniciativas culturales del gobierno de la República y se marchó hacia el exilio, en enero de 1939, en compañía de varios intelectuales antifascistas, entre los cuales Joaquim Xirau y Carles Riba. Tuvieron que cruzar la frontera a pie, con muchas dificultades, y finalmente se pudieron refugiar en Cotlliure, adonde Machado llegó muy enfermo. Murió en un hotel de la localidad el 22 de febrero, y tres días más tarde moría también su madre, de 85 años de edad.

El franquismo no lo perdonaría. Al cabo de dos años incluso sería expulsado, post mortem, del cuerpo de catedráticos de instituto.

Republicanos españoles se han indignado con Sánchez en la red.

En la visita del presidente español a la tumba de Manuel Azaña, expresidente republicano, en Montauban (Occitania) ha sucedido lo mismo.