Segundo mensaje para felicitar la Navidad del rey Felipe VI con el proceso independentista catalán como cuestión central. Y sin novedad. El monarca, encastillado, con tono severo, ha advertido sobre la necesidad de "defender" la convivencia y "respetar" la Constitución, a la que se refiere como una "realidad viva", después de la reciente conmemoración del 40º aniversario.

Si la cumbre celebrada en el palacio de Pedralbes, en Barcelona, entre los presidentes español y catalán, Pedro Sánchez y Quim Torra, parecía abrir una vía (incierta) al diálogo político, el tradicional mensaje navideño del jefe del Estado español ha vuelto a situar el conflicto donde estaba, en vísperas de que en enero empiece en el Tribunal Supremo el juicio a los líderes independentistas.

El mensaje ha sido grabado en el salón de audiencias del palacio de la Zarzuela, y es el primero que pronuncia Felipe VI con un presidente del Gobierno socialista. "Es imprescindible que aseguremos en todo momento nuestra convivencia", ha remarcado, después de evocar el proceso de elaboración de la Constitución y de recordar la necesidad de que "las reglas que son de todos sean respetadas por todos".

La única alusión al diálogo la ha hecho al recordar la "voluntad" de los ciudadanos españoles y de los líderes políticos, económicos y sociales "de llegar a acuerdos, a pesar de estar muy distanciados por sus ideas y sentimientos", durante la Transición. El monarca ha recordado su discurso con motivo de los 40 años de la Constitución, y los valores de "reconciliación y concordia, diálogo, entendimiento, integración y solidaridad".

Según el Rey, la convivencia "se basa en la consideración y el respeto a las personas, a las ideas y los derechos de los otros", "requiere que cuidemos y reforcemos los profundos vínculos que nos unen y siempre nos tienen que unir a todos los españoles" y es "incompatible con el rencor y el resentimiento".

"La superación de los grandes problemas y las injusticias nunca puede nacer de la división, ni mucho menos del enfrentamiento, sino del acuerdo y la unión ante los desafíos y dificultades", ha afirmado el monarca. Unas palabras que no son difíciles de relacionar con la ruptura de relaciones con la monarquía por parte del Govern de la Generalitat presidido por Quim Torra y la reprobación del Rey por el Parlament, así como por numerosos ayuntamientos catalanes.

 

 

Una realidad viva, no inerte

"Una convivencia, en fin, que exige el respeto a nuestra Constitución; que no es una realidad inerte, sino una realidad viva, que ampara, protege y tutela nuestros derechos y libertades," ha afirmado.

Felipe VI ha ratificado así la vigencia y continuidad del régimen constitucional del 78 e, implícitamente, la monarquía que encabeza contra toda pretensión de reforma, en unos momentos de fuerte cuestionamiento de la institución.

"La convivencia —que siempre es frágil, no lo olvidemos— es el patrimonio mayor que tenemos los españoles", ha insistido. "Y, por eso, tenemos que evitar que se deteriore o erosione; la tenemos que defender, cuidarla, protegerla, y hacerlo con responsabilidad y convicción".

Sin cambios, pues, en la línea dura que ha seguido Felipe VI ante la cuestión catalana después de que el independentismo lo haya acusado de haber amparado la represión y el "A por ellos" con el mensaje del 3 de octubre de 2017, tras el referéndum del 1-O, en el que llamó a "asegurar el orden constitucional" en Catalunya.

Como en el discurso de Navidad de hace un año, el Rey ha desperdiciado la oportunidad de desescalar el conflicto en unos momentos de máximo alejamiento entre la monarquía y las instituciones y la sociedad catalanas.

El monarca ha acabado el mensaje deseando feliz Navidad en euskera, catalán, gallego y castellano.