El expresidente Artur Mas no tendrá ningún papel en la nueva ejecutiva del PDeCAT. Fuentes del entorno del expresidente han explicado a la ACN que se quiere limitar a ser un asociado más del partido, aunque el PDeCAT renueve los cargos de la ejecutiva esta primavera. Así, Mas rechazará tener ningún tipo de responsabilidad a la nueva dirección, aunque el actual presidente, David Bonvehí, deje la presidencia en manos de la que fue cabeza de lista el 14-F, Àngels Chacón.

El PDeCAT sí que querría contar con Mas como un activo más -según reconocen desde la dirección-, pero asume que el exjefe del Gobierno y del propio partido quiera mantener un rol discreto. De hecho, Mas sólo se implicaría para "recoser" la relación con JxCat, y trabajar por la unidad independentista.

Después de la derrota electoral del 14-F, donde el PDeCAT no consiguió obtener representación parlamentaria, el partido se prepara para una profunda renovación tan orgánica como económica y estructural. La formación postconvergente confía en los más de 200 alcaldes que ostenta por todo el territorio, y en los cuatro diputados que mantiene en el Congreso, de cara a asegurar el futuro del partido, al menos a corto plazo. Por todo eso, el PDeCAT prevé convocar un Congreso Nacional antes de junio, donde todo apunta que Bonvehí dejará la presidencia del partido.

Mas, detrás línea

Varias fuentes de la ejecutiva, así como de cargos locales y comarcales del PDeCAT, explican a la ACN que Chacón está llamada a ser la mujer fuerte del partido, tan a nivel orgánico -lideraría la dirección-, como reclamo electoral. En medio de esta renovación, la formación nacionalista querría contar con Mas como un actor con peso y un activo relevante. Los demócratas, sin embargo, ya intuyen que su expresidente no dará ningún paso adelante. De hecho, en las reuniones del partido para valorar el 14-F no se ha hablado del rol de Mas, ni tampoco en las conversaciones para planificar el futuro inmediato de la formación.

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Imagen: Artur Mas y Àngels Chachón / ACN

En esta línea, Mas ya no asistió al Consejo Nacional del fin de semana pasado -no lo hace desde que dejó el liderazgo del partido, en enero de 2018. El 129.º presidente de la Generalitat se desmarca de cualquier papel en la toma de decisiones de su partido. Considera que ya hizo lo suficiente al interrumpir el suyo discrecional para entrar en la campaña del 14-F, y dar apoyo a Chacón.

Mas se implicó en la segunda mitad del calendario con un discurso discreto, institucional, y siempre evitando el choque contra JxCat -una actitud que ha levantado bastante críticas entre la dirección del PDeCAT. El exlíder de CDC quiere mantenerse ahora fuera de la primera y segunda línea política.

En todo caso, reserva su implicación para "recoser" las diferencias con JxCat, según apuntan desde su entorno. En este sentido, tiene pendiente reunirse en Bélgica con el líder de Juntos, Carles Puigdemont, -aunque la prioridad del 130.º presidente pasa ahora por las negociaciones con ERC y CUP, así como su nueva situación en Europa después de la pérdida de la inmunidad. Mas mantiene el objetivo de reconciliar el espacio postconvergente entre PDeCAT y JxCat, sobre todo después de que Esquerra obtuviera la hegemonía del independentismo el 14-F.

Situación delicada del PDeCAT

La situación económica ha dejado el partido muy tocado. El presupuesto del 14-F fue de 690.000 euros, un gasto que la dirección confiaba en recuperar con las subvenciones parlamentarias, en las cuales ya no opta al no haber obtenido representación en la cámara -el PDeCAT obtuvo un 2,72% de votos, a las puertas del 3% necesario. El gasto se suma al pasivo que ya acumula el partido, con pagos pendientes a proveedores y el ERE a las trabajadoras.

La causa judicial de CDC -en concurso de acreedores- puede empeorar todavía más la situación económica y la viabilidad del proyecto de Bonvehí. El PDeCAT niega ser el sucesor económico de la autoliquidada Convergència, pero la decisión la tomará el Audiencia Provincial de Barcelona. Una de las posibilidades es que el PDeCAT tenga que asumir la multa del caso Palau y de los gastos derivados del caso 3% a la Audiencia Nacional.