Joaquim Forn es, junto con Oriol Junqueras, uno los dos exconsellers condenados por el procés que llevan más tiempo en la prisión y que están encerrados de manera interrumpida. Los citaron el 2 de noviembre del 2017, por Todos los Santos, y después de su declaración en la Audiencia Nacional, entraron ya en prisión preventiva. Forn se había marchado dos días antes a Bruselas con Carles Puigdemont, pero el 1 de noviembre decidió volver para declarar. Sobre él también pesaba todo el cuerpo de los Mossos d'Esquadra y el major Josep Lluís Trapero, que se enfrentaba, también, al delito de rebelión y que hoy todavía está pendiente de sentencia.

Con él, a su lado, pero en el otro lado de los barrotes, está Laura Masvidal. La esposa de Quim Forn ha vivido el periplo de las visitas iniciales en Soto del Real, los viajes a Estremera, la rutina en Lledoners... Se conoce la ley, ha aprendido de tres años de luchar y velar por los recursos de su marido y como voz fuerte de la ACDC, la Associació Catalana pels Drets Civils, impulsada por los familiares de los presos políticos.

Un año después de la sentencia, y tres después del encarcelamiento, su testimonio impacta. Sus palabras cada vez son más duras y su dolor interior más fuerte.

laura masvidal acto candidatura jxcat barcelona - Sergi Alcàzar

Laura Masvidal en uno de los actos electorales de las municipales de Barcelona 2019 / Sergi Alcàzar

Después de ver como todas las puertas se han ido cerrando, ¿en qué proceso anímico estáis los familiares?
Que la represión no empezó con el juicio y que con la sentencia tampoco acabó nada es una obviedad. Pero sí que es cierto que, a partir del bofetón de la sentencia, se abría el periodo de gestionar la condena con lo que la ley general del régimen penitenciario permitía. Y, a partir de aquí, asumíamos lo que había, independientemente de toda la presión política que había que hacer por otro lado. Pero como mínimo teníamos esta ley y un calendario y eso obviamente se ha visto completamente parado. La Covid-19 ha acabado de agravarlo todo y la única cosa que vemos es una judicatura completamente politizada, más desbocada que nunca, alineada con posiciones de extrema derecha, intentando cargarse incluso el régimen de reinserción con el fin de añadir castigo a lo que ya era de por si la condena.

No soluciona nada, pero son vías políticas para solucionar un problema que es político

El tercer grado está en suspenso cautelarmente pendiente del Tribunal Supremo...
Si la justicia es igual para todo el mundo, es obvio que no es igual para todo el mundo. Y la prueba es que este tercer grado sí que lo disfrutan Carme y Dolors, porque una jueza no lo ha suspendido cautelarmente. A ellos, que teóricamente estarían igual, se lo han suspendido y, mientras tanto, son meses, y el hecho de no disfrutarlo tiene consecuencias y tiene consecuencias en la afectación familiar. Es muy diferente que Jordi Turull hubiera podido acompañar a su padre en sus últimas horas o que los que tienen niños más pequeños, con la adaptación a la escuela, este año que es tan especial con la Covid-19, que hubieran podido hacer este acompañamiento a los niños. Pues los hombres que están en Lledoners no lo han podido hacer. Independientemente de la decisión del Tribunal Supremo, que podemos intuir cuál es, estos meses se han quedado encerrados en la prisión.

Quim Forn paloma Ayuntamiento Barcelona - Sergi Alcàzar

Quim Forn saliendo del Ayuntamiento de Barcelona antes de prometer el cargo de concejal / Sergi Alcàzar

¿Cómo están anímicamente?
El impacto de la prisión tiene afectaciones familiares, pero la prolongación en el tiempo hace que te desvincules del trabajo, que no tengas trabajo, que no tengas ingresos... Y el hecho de tener trabajo le generaba poder dibujar un futuro, pasar página de lo que asume que ya no podrá hacer, que son responsabilidades políticas en primera línea, pero le permitía dibujar futuro y eso se le bloquea porque ve estas ganas de castigo y de escarmiento con los argumentos de la Fiscalía, que les pretende reeducar a nivel ideológico. La verdad es que le ha costado. Entre otras cosas, porque el confinamiento en la prisión...

¿Cómo han afectado a las medidas Covid-19 a los presos?
Los regímenes de flexibilización, que forman parte de la gestión de las condenas de un régimen moderno, con el tema de la Covid permitían más flexibilización para esponjar prisiones y en su caso ha sido todo lo contrario. Ha visto como se aplicaba todo eso a otros condenados, pero a ellos no. Se ha pasado 22 horas en la celda prácticamente todo el mes de agosto. Anímicamente, por fuerte que seas, cualquier persona se desespera. Las gestiones administrativas en la prisión cada día son peores, todo le cuesta muchísimo, está pendiente de unos permisos que no acaban de llegar. Los juzgados también van muy lentos, por lo tanto, los permisos de los que podría disfrutar porque tiene un cuarto de la condena cumplida tampoco le han llegado, los tiene pedidos desde agosto... Todo es muy difícil... La ropa confinada... Un desastre.

Que esto es un tema político, que el juicio fue un juicio político y que son presos políticos cada día es más evidente

¿Cuáles son las perspectivas para salir de la prisión? Sobre la mesa hay el indulto y la ley de amnistía. ¿Veis alguna salida con estas vías?
Que esto es un tema político, que el juicio fue un juicio político y que son presos políticos cada día es más evidente. Que la foto que le queda al estado español con respecto a este tema a nivel internacional no le gusta, también es una evidencia. Y que la sentencia, que genera más dudas que certezas, y que ha puesto en cuestión el derecho a protesta, que es básico para protestar cuando se vulnera todo lo demás... todo eso cada día es más evidente. Y por eso ahora empieza a salir voces diciendo que se tiene que reformar el delito de sedición porque ven que con el tinglado que han montado ni el mismo Gobierno se siente cómodo. Sobre la mesa también está el indulto, que a mí todo el trasfondo, personalmente, me incomoda. Parece que el Estado se quiera presentar como indolente y perdonará, cuando en realidad tendríamos que hablar de quién perdonará a quién. Dicho esto, si a nosotros nos soluciona que se acabe la prisión injusta, que tiene tantas consecuencias en el entorno familiar, pues como mínimo, las consecuencias que pueden ser irreparables no se alargarían en el tiempo. No soluciona nada, pero son vías políticas para solucionar un problema que es político. Yo creo que el indulto no solucionará nada, que la amnistía sería uno de los pasos para empezar a poner las cosas en un punto de km 0. Que se hable de ello políticamente cada día más quiere decir que el tema está candente y que no los tienen aparcados, que el tema está vivo y tenemos que pensar que son vías para solucionarlo o para que se acabe esto.

Veo muy desbocado al Tribunal Supremo y los posicionamientos de la Fiscalía. Yo creo que un gobierno progresista se tendría que llevar las manos a la cabeza

Son vías muy largas, pero si políticamente no hay un acuerdo, queda el cumplimiento de la pena...
Políticamente veo que el gobierno del PSOE que tenía que ser tan progresista no ha hecho nada de nada. En lo que se refiere a nosotros, estamos exactamente igual. Con esta cierta connivencia con posiciones amparadas con la Constitución legitimando al Rey. La misma Constitución tiene un régimen penitenciario que les permitiría la flexibilización y no se llenan la boca con él. Por lo tanto, confianza en la política empiezo a tener muy poca, pero es dramático, porque al final es la herramienta que tenemos. Tengo que pensar que, al menos, se irá aplicando el régimen penitenciario que nos permitirá respirar un poco. Pero lo veo muy desbocado, al Tribunal Supremo, y los posicionamientos de la Fiscalía. Yo creo que un gobierno progresista se tendría que llevar las manos a la cabeza. Pero es que ni a través de la Abogacía del Estado ni la Fiscalía han movido nada, ni han tenido incidencia. Ves un Tribunal Supremo que se atreve a amenazar a técnicos y funcionarios a través de un whatsapp y aquí no pasa nada, pues la confianza cada vez es más escasa. Como mínimo se tiene que ir flexibilizando para poder respirar un poco.

La gente ve unos poderes del estado caducos pero que siguen moviendo los hilos

¿La calle ha perdido fuerza?
Yo me pensaba que la gente estaba dormida. Cada vez me encuentro a más gente en la calle que me dice que esto es insoportable. La gente no tiene confianza en la justicia, la gente ve unos poderes del estado caducos pero que siguen moviendo los hilos y la gente lo ve como insoportable. Yo tengo que pensar que de alguna manera este escarnio y este castigo a nivel personal irá bajando de presión porque incomoda mucho, pero no tengo ninguna garantía. Las perspectivas, ahora mismo, yo las veo negras.

¿Os habéis sentido utilizados a nivel político?
Desde el primer día los presos políticos han querido jugar este papel de preso político. Al final es un tema político, están siempre, aunque la gente diga que no, en el debate político y por más que se diga que no lo son, el tema está en los parlamentos, por lo tanto, es obvio que es un caso político. Se tendrá que desencallar políticamente y por medio hay intereses y la gente se los pone en la boca cuando toca y cuando no toca. Hemos jugado todos. Yo mientras se desencalle y sirva para lo que tiene que servir... que utilicen lo que haga falta. Estamos cansados de la disputa y de la política de bajo nivel, pero es lo que hay.

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Joaquim Forn declarando en el Tribunal Supremo

¿Confiáis en que Europa desencalle la situación?
Yo tengo que tener confianza en todas las puertas que me quedan para abrir. El mismo Estado no quiere llegar a Europa con una foto vergonzante. Yo pienso que el tema del indulto y la asunción de hechos forma parte de ir limpiando la imagen de cara a llegar a Europa. Soy muy consciente y cada día veo que, cuanto más dura es la represión, el castigo, el escarmiento, la justicia tendrá que estar de nuestra parte, es obvio. En algún momento llegará. Pero ya lo veremos. Los estados son muy poderosos. A pesar de todo, los únicos éxitos que hemos ido viendo los hemos visto en tribunales europeos. Por lo tanto, tenemos que tener una cierta confianza en que, más allá de las fronteras del Estado, las cosas se verán como son.

¿Viendo todo el que ha pasado los últimos 3 años, Quim Forn se ha arrepentido de no quedarse en Bruselas como exiliado?
Hemos hablado. Uno de los sufrimientos de Joaquim es no poder ocuparse de su madre. En el caso del exilio no se habría podido ocupar de ella. Y por lo tanto, eso no quiere ni planteárselo. Volvió porque creía que estos pasos los teníamos que dar, y cuando yo le digo que el juicio no sirvió para nada, él está convencido de que el juicio sí que sirvió para evidenciar lo que ya sabíamos y que mucha gente no veía: unos poderes herederos de unos tiempos que dan vergüenza. Él tenía muy claro que quería una defensa jugando con sus propias reglas y códigos. Quien ha evidenciado el juicio político ha sido el mismo Tribunal Supremo. No le gusta mirar atrás. Estamos donde estamos, y siempre le gusta mirar adelante y sacar lecciones positivas. Eso es lo que ve él. Yo sí que a veces me lo he planteado, porque aquí ahora mismo estoy muy incómoda y no me gusta nada vivir aquí. Me siento fatal —se le rompe la voz—. Se hace insoportable este peso de la represión.