Las tensiones internas (o debate según la jerga cupera), ya aparecen desacomplejadamente a medida que pasan los días y las negociaciones entre JxSí y la CUP parecen al final del camino. Preguntas como "Pero, ¿qué estáis haciendo?", dirigidas a los negociadores, se escuchan en las asambleas territoriales que se celebran desde el martes de esta semana con diputados y militantes. No son pocos los que no acaban de entender la estrategia de detener el proceso por la "rabieta" de no investir a Mas.

El lío interno se ha destapado. La CUP chirría, pero de momento no se rompe. Y enmedio de las dos grandes opciones –investir o no investir a Mas– aparece una tercera, que supone no sólo investir al candidato de JxSí, sino entrar en el Gobierno con voz pero sin voto y con patente de corso para desmarcarse de las acciones legislativas o ejecutivas que no se correspondan estrictamente con el procés.

'El efecto kétchup'

Después de un hermetismo controlado, el rumor de fondo sale a la superficie. Esta semana lo ha hecho con olas gigantes. "Nos ha pasado como el kétchup de una hamburguesa: la presión de los mordiscos nos ha hecho salir". Así describía un diputado a El Nacional el juego de declaraciones y contradeclaraciones cuperas de los últimos días sobre las conversaciones. Se ha roto la consigna de omertà.

Endavant OSAN y Arran

Endavant OSAN, una de las dos facciones de la CUP, emitió un comunicado con el que cerraba la puerta a la investidura. Una opción que también defendía la cantera cupera, Arran, en un comunicado posterior, ilustrado con un retrato boca abajo de Artur Mas.

También abonan esta tesis nombres como el activista Pau Llonch, una de las voces con ascendencia en la CUP, con un artículo en La Directa en que defendía el "no" aunque apostaba por "hacerlo bien".

Benet Salellas, diputado por Girona, en una hiperactiva campaña personal y mediática que no ha hecho ninguna gracia en el grupo parlamentario ni entre los independientes, se ha dedicado a poner sus normas. Incluso a pedir ayuda externa para echar a Mas.

Poble Lliure

Por el otro lado Poble Lliure, herederos del MDT y más pragmáticos, emitieron un comunicado de seis puntos en que abrían la puerta a Mas como presidente. Una apuesta que no descartaba el diputado Albert Botran, que propone a la asamblea de la CUP la investidura si se cierra un acuerdo sobre el qué, el cómo y el cuándo.

Este es un sentimiento bastante compartido por buena parte de las bases y veteranos de la formación, que apuestan por Mas aunque sea con la pinza en la nariz. Por ejemplo, el portavoz de la CUP de Mataró, Juli Cuéllar, que defiende la investidura a pesar de que Mas sea un "indeseable".

Este sector cada vez gana más adeptos con la premisa de que hay que ponerse las pilas y ponerse a trabajar por la ruptura. "¡No hay que esperar! ¡Si tiene que haber acuerdo, cerrémoslo ya!", sentencian destacados cuperos, en contraste con aquellos que esperan a hacerlo tras el 20D.

El tercer sector

Otras voces nuevas, no adscritas a ninguna de las dos corrientes mayoritarias o sin tener carné de la CUP pero con representación, proponen ir más allá de la investidura. Proponen un acuerdo incluso para entrar en el Gobierno, aunque sea como Duran i Lleida, sin cartera, sólo para fiscalizar la acción y con libertad en las votaciones que no afecten al procés, tal y como explica uno de los defensores de esta vía, que llevará esta idea al Debate Nacional del domingo 29 en el Pavelló Nou Congost, de Manersa.

Turull, Baños y Romeva con la resolución de ruptura / SERGI ALCÀZAR

Las territoriales suben la voz

Un líder partidario de no investir a Mas, Benet Salellas, se llevó un buen tirón de orejas en la asamblea del Maresme del pasado martes. Una situación en la que también se han encontrado diputados y miembros del secretariado que estos días se pasean por las trece territoriales explicando el estado de las negociaciones antes del debate de Manresa.

"¡Nuestra gente empieza a no entendernos!", admiten dos diputadas cuperas a El Nacional, con un punto de perplejidad. "Pero, ¿qué estáis haciendo?, nos preguntan", asegura uno de los diputados. Ahora bien, dependa de la territorial y de cuál de los dos grandes sectores domina la asamblea –Endavant o Poble Lliure– también exigen firmeza para mantener la posición de no investir a Mas como presidente.

"Lo más preocupante es que no vemos estrategia, no sabemos si resistir a Mas nos lleva a alguna victoria...", apuntan fuentes de diversas territoriales consultadas por El Nacional. "¿Si tiene que haber un acuerdo, porque no hay más remedio, por qué alargan tanto la agonía?", se pregunta uno de los nombres con más peso dentro del poderoso consejo político de la formación que ruega no posponer más la decisión. "¿Tenemos la oportunidad de influir, de investir a un Gobierno y la dejaremos escapar por algunas opiniones que parecen basadas en la biografía o en cuestiones personales?", se inquieta un miembro del politburó.

"No investir y punto"

También hay voces en diferentes territoriales que exigen no ceder al "chantaje del pressing CUP". Insisten al identificar a Mas con la crisis o bien aportan argumentos como el peligro de investir a alguien que puede dar una sorpresa en plena acción de Gobierno. Consideran que Mas se encuentra en un ataque de megalomanía que atenaza el proceso y que no permite que éste crezca.

"¡El masisme nos presiona!", apunta un diputado cupero, que recuerda la tensión acumulada entre Mas y Salellas con una anécdota de la negociación en Palau del día antes del segundo voto de investidura. Salellas miró a los ojos del presidente y le dijo que no lo investirían. El presidente le respondió con una carcajada y una advertencia: "será un pulso entre mi gente y la vuestra, y lo ganará mi gente".

De todos modos, nadie de este sector refractario al masismo rompería el carné si la asamblea que tiene que decidir el paso final permite que dos diputados invistan a Mas. De hecho, el mismo Salellas lo admite pero dejando claro que la CUP no habría sido lo bastante valiente.

¿Copresidencias?

Otros representantes de la CUP, como los exdiputados que asesoran a los municipios con representación cupera, también captan la pulsión interna que hasta el domingo tiene visos de explosión controlada. Las "voces del territorio" apostarían por una "copresidencia delegada", que permitiera a la CUP no investir técnicamente a Mas. Una posibilidad que JxSí ya ha rechazado, pues estatutariamente no es posible. De ahí la oferta de un presidente y tres vicepresidencias corales con rango de superconselleria.

"Si el adversario es CDC, hacemos a Mas president"

Una de las tesis que se escuchará el domingo en Manresa es la que relaciona la investidura de Mas con reducir al adversario histórico que es CDC. Según esta teoría, hacer a Mas presidente con las condiciones de la CUP significa una Convergència "más pequeña, escorada hacia el social liberalismo y más limpia", hecho que no le permitiría continuar con "la hegemonía electoral" que ha disfrutado. La influencia de la izquierda alternativa sería superior y, por lo tanto, sus políticas ganarían peso en las instituciones.

Las Bases de Manresa

La "Jornada de Debat Obert" de Manresa será el primer termómetro de la actual correlación de fuerzas de la CUP. El debate, por mucho que se disfrace con un orden del día de cuatro puntos, versará sobre si investir a Mas o no. Es decir: o investidura o elecciones. Quizás se definirá como una asamblea o pondrá fecha y hora para que se celebre el cónclave.

En el momento en que la comisión negociadora llegue a una propuesta de acuerdo con Junts pel Sí, entonces sí que ésta será sometida a una votación vinculante en la Assemblea Nacional. "El ritmo de inscripciones es cardíaco, ya hemos llegado a las 1.600", informan sorprendidos los jefes de logística de la CUP.

Habrá acuerdo o no lo habrá, pero debate, habrá mucho. Para algunos, incluso demasiado.