El primer president de la Generalitat en activo que se ve sometido a juicio, Quim Torra, lo hace sin ningún miembro de su gobierno dentro de la sala. Tanto los miembros del ejecutivo como el presidente del Parlament, Roger Torrent, se han quedado a las puertas del tribunal después de acompañar a Torra al juicio por desobediencia por no retirar los lazos amarillos del Palau de la Generalitat en la campaña del 28-A. No había espacio reservado dentro de la sala para que sigan el juicio, dado que, según se ha argumentado, es demasiado pequeña.

De hecho, el presidente del tribunal, Jesús María Barrientos, ya ha dejado claro que no piensa hacer concesiones a Torra por su condición de primera autoridad de Catalunya. Barrientos se dirige al president como señor Torra, lo cual ha provocado una protesta de su abogado, Gonzalo Boye, que ha reclamado que se lo trate "con los honores correspondientes a la dignidad del cargo".

El tribunal ha reservado cuatro sillas de la sala para los acompañantes del presidente y cuatro para los de acusación particular. El vicepresidente primero de la Parlament, Josep Costa, es el único representante político presente en el interior. A Costa le ha cedido el lugar un amigo de la familia. El resto de asientos les ocupan la esposa del presidente, Carola, y el segundo hijo de la pareja, Guillem, además de un miembro de la Oficina del President.

La distribución de espacio que se ha fijado dentro de la sala sigue, según fuentes del tribunal, el mismo criterio que se aplicó durante el juicio del 9-N contra el president Artur Mas, la vicepresidenta Joana Ortega y los consellers Irene Rigau y Francesc Homs, que fueron juzgados por la consulta del año 2014.

En cambio es un planteamiento diferente a lo que se siguió con el juicio por el referéndum del 1-O en el Tribunal Supremo. Allí, la sala presidida por Manuel Marchena reservó las primeras filas a representantes del Govern, y a miembros del Parlament y del Congreso. El resto se distribuyó entre prensa y familiares -dos por cada acusado. Las últimas hileras las ocupaba el público.

En el TSJC se ha argumentado que no se ha podido hacer esta disposición porque no había bastante espacio en la sala, que es más pequeña que la del Supremo y, aparte de los asientos reservados a los acompañados y a la prensa deja el resto de sillas libres para el público que quiera asistir a la sesión.

Fuentes de los grupos parlamentarios aseguran que se ha pedido que se les ceda algunos asientos para poder estar presentes, desde el tribunal se subraya que cualquier persona que quiera estar en la sala lo puede hacer como público.