Jordi Sànchez era el presidente del Assemblea Nacional Catalana (ANC) cuando se celebró el 1 de Octubre. Fue uno de los protagonistas del proceso que llevó a la celebración del referéndum, el responsable de encargar la compra de las urnas y, junto con el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, fueron los primeros en ingresar en la prisión por aquellos hechos. Cinco años después, en conversación con ElNacional.cat, Sànchez rememora aquellos días, sin poder disimular la emoción. Destaca la red de confianzas que se tejió y que convirtió al movimiento independentista en "invencible", pero al mismo tiempo admite que el 1 y el 3 de octubre, los líderes del procés no supieron "leer el momento histórico" y aprovechar la oportunidad que se planteaba. Sánchez, que posteriormente ha sido durante más de un año secretario general de Junts, apuesta por nuevos liderazgos y una nueva visión estratégica en el independentismo.

 

A finales de abril del 2017 el entonces presidente de la ANC fue el responsable de la compra de las urnas para el 1 de Octubre, encargó el adquisición y el pago se hizo con fondos privados. Pero lo que más destaca Sànchez de aquella operación es la red de complicidades que se puso en marcha. Desde que las urnas salieron de China en tres grandes contenedores hasta que llegaron a Illa, al lado de Perpinyà, vía Marsella.

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El 1 de Octubre 5 años después: el día que el pueblo doblegó el Estado

Una vez en la Catalunya Nord, la segunda fase era el traslado, cruzando la frontera a partir del 15 de agosto hasta la Mercè, repartiendo las urnas en diferentes puntos del territorio. La tercera etapa fue para moverlas de los diferentes puntos de Catalunya en que se habían almacenado hasta la distribución entre los voluntarios que la madrugada del 1-O las llevarían a cada uno de los colegios electorales. Eran tres movimientos cerrados en compartimentos estancos, aislados unos de otros, para evitar que si uno fallaba, contaminara el conjunto. La discreción fue clave. Y la confianza entre los voluntarios que se fueron encontrando en los diferentes momentos. Se llegó a tener 20.000 urnas a disposición con una red de entre 5.000 y 6.000 personas implicadas. Pero el Estado no detectó ninguna.

Se hizo porque había confianza. Todos confiaron. Esta es la gran lección: la confianza interpersonal nos hizo invencibles

Sànchez pone como ejemplo el hecho que los consellers Jordi Turull y Raül Romeva convocaron una rueda de prensa multitudinaria para presentar las urnas, y todavía no las habían visto. Pero confiaron en que estarían. La conclusión del buen funcionamiento de toda esta estructura es que todo funcionó "porque había confianza. "Todos confiaron. Esta es la gran lección: la confianza interpersonal nos hizo invencibles", enfatiza.

A lo largo de la conversación con Sànchez para elaborar este reportaje, el expresidente de la ANC relata como los responsables del Govern y las entidades siguieron desde el Palau de la Generalitat los momentos clave del 1-O: la puntual aparición de las urnas en los colegios, las largas colas, las cargas policiales, las presiones al Estado para parar la violencia, el intento de detener el partido del Barça... En este balance concentra los reproches de la propia actuación en la respuesta del independentismo después del paro de país del 3 de octubre.

El 3-O no sabemos leer el momento histórico en que nos encontramos, probablemente superados por todo lo que estábamos viviendo

La conclusión que extrae es que el 3 de octubre se consiguió reafirmar los valores del 1-O, pero al mismo tiempo es el día en que se comete el error más importando de todo el procés, porque no se supo valorar el momento y "no se supo aprovechar con plenitud la fuerza que mostramos el 3-O en la calle": "Es el día donde se reafirma que este país quería ser libre y al mismo tiempo es el día que las instituciones, las entidades, las personas que estábamos al frente no sabemos leer el momento histórico en que nos encontramos, probablemente superados por todo lo que estábamos viviendo," asegura en relación a los hechos del 1 y el 3 de octubre y a la forma como se culminó.

Ante la pregunta de cómo se tendría que haber actuado, Sànchez recuerda que había un "diseño" previsto pero que no se acabó concretando qué es la "movilización permanente": "Quedarnos en la calle".

"La solución que ahora digo, que era la que habíamos más o menos diseñado, es la que seguimos teniendo en las manos. Una complicidad de instituciones - sociedad civil, sabiendo que hay una legitimidad democrática que descansa en las instituciones, un mandato democrático y cívico, que nace en la ciudadanía; y una capacidad de movilización, de fuerza, de determinación, que la ciudadanía tiene y que las instituciones tienen que saber acompañar y legitimar, pero que no tienen", detalla Sànchez

¿Y en qué se tendría que traducir? "Un paseo de Gracia, una Gran Vía, una Diagonal con centenares de miles de personas tiene una fuerza que ni tan sólo un Parlament de Catalunya o una Govern de la Generalitat tiene para hacer entender al mundo que la gente quiere decidir su futuro".

Estas alternativas se plantearon con anterioridad al 1 de Octubre para el caso de que no se pudiera celebrar la votación, pero nunca en el escenario del 1-O que se produjo. "Es una decisión que en aquel momento no supimos leer adecuadamente y nadie propuso el 3 de octubre", concluye.