La jornada de este sábado tenía que ser trascendental para la Assemblea Nacional Catalana, con una reunión que era una prueba de fuego para la unidad interna. En medio de la situación crítica que atraviesa la entidad independentista, con reproches y descalificaciones entre la línea oficialista y el colectivo disidente a lo largo de las últimas semanas, el Secretariado Nacional ha celebrado un cónclave de nueve horas en Barcelona que podía certificar la ruptura. Y así ha sido. El vicepresidente de la ANC, Jordi Pesarrodona, ha informado de que abandonaba el cargo (aunque continuará como secretario), mientras que un total de 13 dirigentes críticos han decidido echar por el monte también y anunciar su renuncia del órgano dirigente. Estas dimisiones se suman a las dos que ya ha habido en el Secretariado Nacional y dos más en el Comité Permanente a lo largo de las últimas semanas.

Ahora bien, cabe decir que las salidas han tenido un golpe de efecto limitado. Y es que en los últimos días se había planteado que había un grupo de hasta 24 personas dispuestas a irse. Finalmente solo lo han acabado haciendo la mitad. Además, durante la sesión de hoy se ha celebrado un punto de debate sobre la democracia interna de la entidad que ha querido acercar posiciones y reconducir desavenencias. Una propuesta de resolución posterior sobre el compromiso del Secretariado Nacional de mejorar las relaciones y el funcionamiento interno del órgano dirigente ha quedado ampliamente aprobada, con 40 votos a favor, 8 en contra y 8 en blanco. Dos casuísticas que han traído una tibia sensación de satisfacción entre los miembros de la línea oficialista. "Han sufrido una gran derrota hoy, se han quedado muy lejos de sus expectativas", ha explicado a ElNacional.cat un secretario nacional, en referencia a los críticos. "Se quiere cerrar filas, no continuar con las rémoras, el malestar y el guerracivilismo".

En todo caso, la salida "en bloque" de los 13 miembros del Secretariado Nacional y la dimisión de Jordi Pesarrodona han dejado un inevitable sabor amargo. La dirección de la entidad rápidamente ha emitido un breve comunicado en el cual ha lamentado "esta pérdida", si bien ya ha adelantado que todos los miembros salientes serán relevados "siguiendo los procedimientos democráticos establecidos". Tampoco el anuncio sorpresa de Uriel Bertran, que renunciaba a recoger al testigo de la vicepresidencia a partir de mayo, como se había pactado el año pasado con Pesarrodona, ha servido para evitar la decisión del exconcejal de Sant Joan de Vilatorrada.

El aviso de un dirigente crítico

La ANC ha vivido tensiones recurrentes desde sus inicios entre los miembros del Secretariado Nacional debido a la diversidad de miembros que lo conforman. Pero en las últimas semanas han tomado otra dimensión. El primer susto ya llegó a finales del año pasado con la campaña Nosotros Acusamos y un intento fracasado de cuestión de confianza cubierta contra Dolors Feliu. Y el 28 de enero saltó la alarma con una propuesta sobre la lista cívica que fue tumbada. El motivo del rechazo en aquella votación se explica, en parte, por los recelos de algunos dirigentes a cómo la presidenta ha querido impulsar la cuarta candidatura independentista cueste lo que cueste, pero también por cómo se había conducido el debate en torno a esta cuestión, con acusaciones contra Dolors Feliu de "autoritarismo" y de "haber retorcido los Estatutos" internos.

La voz crítica más pública ha venido del dirigente Josep Pinyol, que ya se manifestó en su blog a finales de enero. Y lo volvió a hacer ayer para explicar la versión de los disidentes. "El desencadenante de las crisis y de las dimisiones que ha habido hasta ahora al Secretariado Nacional y al Comité Permanente ha sido la falta de respeto y consideración entre las personas", afirmó, señalando también "las descalificaciones, las acusaciones sin fundamento y los juicios de intenciones hacia los discrepantes". Además, aseguraba que "la lista cívica no es la causa de la crisis actual". Y también cargaba contra el Comité Permanente, formado hasta ahora por 12 miembros, la gran mayoría afines a Dolors Feliu, y que se ha "extralimitado" en sus funciones, rehusando aquellas iniciativas que no han sido planteadas por la línea oficialista.