La Assemblea Nacional Catalana vive este sábado una de sus jornadas más trascendentales —y no precisamente por un buen motivo—. En medio de la crisis interna que está atravesando la entidad independentista, y que amenaza con certificar su ruptura, a lo largo del día de hoy hay prevista una reunión del Secretariado Nacional (el órgano dirigente formado por 68 miembros). Es una cita que no será breve, sino que se alargará, como mínimo, nueve horas. El plenario arranca a las 9.00 horas y tiene previsto acabar a las 18.00 horas, pero teniendo en cuenta la relevancia del encuentro no sería nada sorprendente que se alargue más allá. En el orden del día hay un punto de debate sobre la "crisis de democracia interna" del Secretariado Nacional.

Pero, ¿por qué es tan trascendental esta reunión? Pues porque es durante el día de hoy que sabremos si finalmente la corriente crítica interna cumple su amenaza y provoca la ruptura de la ANC. Según pudo saber ElNacional.cat este miércoles, un grupo de una veintena de secretarios nacionales ha estado valorando dimitir "en bloque" con el objetivo de forzar una asamblea extraordinaria que sirviera para convocar nuevas elecciones. El miércoles todavía no se había decidido si se daría este paso, pero será a lo largo de este sábado cuando se sepa si los díscolos consuman la ruptura. Entre las posibles salidas hay el vicepresidente Jordi Pesarrodona.

Pero la dirección de la entidad ha dado un paso clave este viernes para intentar evitar el estropicio. Según se pactó después de las elecciones de la ANC el pasado mayo, Pesarrodona tenía que ceder la vicepresidencia a Uriel Bertran a partir durante la segunda mitad del mandato. Ahora bien, Bertran (hombre de confianza de la presidenta Dolors Feliu) ha anunciado su renuncia al trato a fin de que el actual vicepresidente continúe al cargo. Con esta decisión, la línea oficialista confía calmar los ánimos y alargar la mano al corriente crítico. Ahora habrá que ver si este paso es suficiente.

Una crisis que viene más lejos de la lista cívica

La polvareda en la ANC se levantó el pasado 28 de enero. En la sesión plenaria de aquel día, el Secretariado Nacional votó una iniciativa presentada por Dolors Feliu y Uriel Bertran con el objetivo de poner en marcha un grupo de trabajo que estudiara la posibilidad de la lista cívica. Pero sorprendentemente, la propuesta fue tumbada con 28 votos a favor y 29 en contra. En un comunicado, la dirección aseguró que el debate sobre la cuarta candidatura independentista continuaría adelante, y que la última ve la tendrían los socios. En todo caso, la disparidad de opiniones sobre este punto dentro de la entidad es clara.

Ahora bien, la tensión no venía tanto por las diferentes visiones sobre la lista cívica, sino que más bien por la forma como la línea oficialista había intentado imponer su voluntad. A lo largo de los siguientes días empezó a hacerse público el enfrentamiento abierto: el dirigente Josep Pinyol acusaba a Dolors Feliu de haber "retorcido los Estatutos" en su blog; y la semana siguiente una veintena de disidentes se organizaba en el colectivo Indesinenter. En su primer comunicado, esta corriente crítica acusaba el Comité Permanente (conformado por 12 miembros, de los cuales 10 afines a la presidenta) de "centralización, autoritarismo y abuso de poder". Además, exigía una remodelación de este órgano para "reconducir a buen puerto" la situación.

Pero esta crisis interna no irrumpió repentinamente aquel 28 de enero. ElNacional.cat ha podido saber que unos meses antes ya había habido un aviso. La puesta en marcha de la campaña Nosotros Acusamos fue acompañada de la "mala gestión" del equipo de trabajo encargado. Dolors Feliu presentó una propuesta de resolución para retirar las facultades de este equipo. Los críticos presentaron una enmienda a la totalidad a esta iniciativa en lo que se vio como una cuestión de confianza cubre, pero la perdieron, y este escenario ya generó "tensiones importantes". "De hecho, me parece que es el origen real del conflicto", señala un secretario nacional a este diario.

Sin móviles para evitar las filtraciones

Un conflicto que no se ha podido resolver con el paso de las semanas, y que tan solo se ha vuelto más áspero. Este sábado sabremos si finalmente se consuma una gran escisión en la ANC, pero la noticia no se sabrá hasta tarde: en la reunión estarán prohibidos los móviles precisamente para evitar las filtraciones que estos últimos días ya han irritado a la dirección con duras críticas. De hecho, en su primer comunicado sobre la crisis interna, la entidad criticó estas filtraciones, recordando que todos los dirigentes han firmado un contrato de confidencialidad. "Los debates, los acuerdos y las discrepancias sobre los temas tratados a los plenos se tienen que considerar de orden interno y no se tendrían que haber filtrado nunca a los medios", dice el texto. Para tener la información de primera mano, habrá que dirigirse en el Centro Moral y Cultural del Poblenou, donde tendrá lugar el cónclave.